¿Te imaginas quedar varado en medio de la selva, el desierto o las montañas sin ayuda a la vista? Sobrevivir en la naturaleza no es solo cosa de películas; es una habilidad real que cualquiera puede necesitar en algún momento. En Sandiario, te vamos a enseñar cómo aplicar la técnica “SURVIVAL”, un método fácil de recordar que abarca todo lo esencial para mantenerte con vida cuando las cosas se ponen feas. Cada letra de esta palabra representa una acción clave que puede marcar la diferencia entre regresar a casa o no. No importa si eres un campista aficionado o alguien que quiere estar preparado para lo peor, esta guía es para ti.
Cuando te encuentras en plena naturaleza, lejos de la comodidad y la seguridad de la vida diaria, tienes que enfrentarte a cosas pesadas como el clima, la falta de comida, las lesiones, y hasta peligros reales. En esas condiciones, la palabra "SURVIVAL" (supervivencia en inglés) puede convertirse en tu guía para aguantar y salir adelante. Cada letra tiene un significado especial que te da una clave importante para sobrevivir. Conocerlas y aplicarlas puede marcar la diferencia entre vivir o no contarla.
S (Size up) – Evalúa todo bien
Tienes que aprender a evaluar todo lo que te rodea con la cabeza bien fría, sin prisas ni pánico. Esto incluye:
Evalúa la situación
Si estás en una situación de conflicto, es vital que entiendas bien qué está pasando. No te avientes a lo loco. Tienes que asegurarte un lugar donde puedas esconderte y protegerte. Usa todos tus sentidos: vista, oído, olfato… y también cualquier herramienta que traigas, para observar los movimientos del enemigo o los riesgos cercanos. Así podrás ajustar tus decisiones y moverte con inteligencia.
Evalúa el entorno
El medio ambiente puede ser muy variado: tal vez estás en un desierto, una selva, un pantano... Cada uno tiene sus retos. Tienes que identificar bien dónde estás y no aplicar técnicas equivocadas de supervivencia. También échale ojo a cualquier señal de presencia humana reciente, como caminos, basura, o fogatas apagadas.
Evalúa tu estado físico
Tu cuerpo es tu herramienta principal, así que necesitas estar al tiro con cómo te sientes. Si te lesionas, no dejes que se complique: limpia y trata cualquier herida de inmediato. Y si tienes chance, aprovecha para hidratarte y comer bien, porque nunca sabes qué tan rudo se va a poner después.
Evalúa tu equipo
Revisa constantemente tu equipo. En la naturaleza, las cosas se desgastan o se rompen, sobre todo si hay enfrentamientos o si el terreno está duro. Asegúrate de saber con qué cuentas, qué sirve, qué ya no, y qué puedes improvisar si hace falta.
Después de hacer estas evaluaciones, puedes armar un buen plan de supervivencia. Recuerda siempre lo básico: agua, comida y refugio. Esas tres cosas son prioridad absoluta.
U (Undue) – No la riegues
Evita hacer cosas que no vienen al caso. En situaciones de supervivencia, un movimiento mal planeado puede costarte tiempo, energía… o la vida.
Cuando estás bajo presión, es muy fácil que el miedo te nuble la mente. Y si tomas decisiones apresuradas sin haber evaluado todo como vimos antes, puedes terminar atrapado, herido o peor. Cada vez que te lances a hacer algo, detente un momento. Piensa: ¿ya revisaste el terreno?, ¿tienes todo tu equipo?, ¿sabes a dónde vas?
Especialmente si el enemigo está cerca o si el entorno está muy peligroso, más te vale tener un plan. Si actúas sin pensar, puede que se te pase algo vital como perder la dirección correcta o dejar atrás equipo importante. No improvises por impulso: planea bien cada paso.
R (Remember) – No olvides dónde estás
Tienes que tener bien ubicado tu punto actual, siempre.
Lo primero es agarrar un mapa (si lo tienes) y localizarte. Entiende cómo se conecta tu ubicación con lo que te rodea. Si andas en equipo, comparte lo que veas con los demás para que todos estén en la misma sintonía. Usa lo que tengas a la mano: brújula, GPS, incluso las estrellas si hace falta.
Y algo bien importante: si alguien de tu grupo que llevaba herramientas llega a caer, tú o alguien más debe quedarse con ese equipo. No puedes depender de otros para saber hacia dónde ir; tienes que mantener siempre el control de tu rumbo.
Cuando andas huyendo o te están buscando, hay cuatro cosas que tienes que ubicar sí o sí:
- Por dónde anda el enemigo y qué zonas controla.
- Dónde están tus aliados y qué territorio tienen cubierto.
- La fuente de agua más cercana.
- Lugares donde te puedas esconder.
Con eso, puedes tomar decisiones mucho más rápidas y seguras.
V (Vanquish) – Domina el miedo
Tu peor enemigo allá afuera no siempre es el clima ni los animales… es el miedo.
El miedo puede hacerte perder la cabeza, actuar sin pensar o quedarte paralizado. Es normal sentirlo, pero no puedes dejar que te controle. Lo ideal es haber entrenado antes para manejarlo, pero si no, necesitas aprender a mantener la calma. Respira profundo, piensa con claridad, y no te dejes llevar por el pánico.
Entrenar para sobrevivir no solo te ayuda a saber qué hacer, también fortalece tu mente. Entre más sepas y más practiques, menos poder tendrá el miedo sobre ti.
I (Improvise) – Saca soluciones de donde no hay
En la ciudad, si te falta algo, lo compras. Pero en la naturaleza, si no tienes algo… lo haces.
Ahí es donde entra tu creatividad. Saber improvisar con lo que tengas cerca es clave. Tal vez necesites convertir una piedra en cuchillo o hacer una cuerda con fibras de planta. Cualquier cosa puede servir si sabes cómo adaptarla a lo que necesitas.
Por eso es vital que aprendas a usar lo que hay a tu alrededor. Las herramientas se gastan o se rompen, pero si tienes imaginación y algo de maña, puedes crear lo necesario y seguir adelante.
V (Value) – Valora tu vida
La vida cómoda nos ha hecho olvidar lo que significa luchar por sobrevivir.
En la naturaleza, cada decisión cuenta. El frío, el hambre, la soledad… todo pone a prueba tu fuerza interior. Pero justo ahí, en esos momentos duros, es donde te haces fuerte y aprendes a valorar de verdad tu vida.
Si quieres salir con bien, tienes que mantener tu voluntad firme, no rendirte. Mientras no te quiebres por dentro, vas a encontrar la manera de seguir.
A (Act) – Aprende de los locales y de los animales
Si hay gente local por ahí, pon atención. Ellos conocen el terreno como la palma de su mano.
Fíjate en cómo comen, a qué hora, qué tipo de comida buscan, cómo consiguen agua, dónde duermen, qué hacen si se enferman… todo eso te puede salvar el pellejo. Y si quieres llevarla bien con ellos, sé buena onda: elogia sus herramientas, pregúntales cómo le hacen para sobrevivir, pídeles consejos. Eso abre muchas puertas.
También observa a los animales. Ellos tienen sus propios métodos para sobrevivir. A veces, su comportamiento te puede guiar a fuentes de agua o comida. Pero ojo: no dependas solo de ellos. Si los molestas o los sigues muy de cerca, pueden llevarte a problemas o hacer que te descubran.
L (Live) – Sobrevive, cueste lo que cueste
Tener buena cabeza no basta. Necesitas habilidades reales.
Antes de que llegue una situación extrema, prepárate. Aprende técnicas básicas de supervivencia y prácticalas hasta que te salgan sin pensar. Nunca sabes qué ambiente te va a tocar, así que entre más sepas, mejor.
Por ejemplo, si tu misión es en el mar, tienes que saber cómo flotar, cómo buscar comida en el agua, cómo soportar el sol. Cada ambiente pide habilidades distintas.
Y no subestimes las cosas pequeñas. A veces, una habilidad sencilla puede ser lo que marque la diferencia entre sobrevivir o no.
Sobrevivir no se trata solo de tener suerte o llevar el mejor equipo. Es cuestión de actitud, conocimiento y preparación. Aplicar la estrategia “SURVIVAL” te ayuda a pensar con claridad, usar lo que tienes a tu alrededor y valorar lo más importante: tu vida. No subestimes el poder de entrenarte, mantener la calma y actuar con inteligencia. La próxima vez que te adentres en la naturaleza, recuerda que la clave para volver está en lo que hagas, no en lo que pase.