Cuando estás en medio del monte y no tienes herramientas a la mano, saber improvisar puede hacer la diferencia entre salir adelante o quedarte varado. En Sandiario te voy a enseñar cómo fabricar cuchillos, puntas de lanza, flechas y otras armas improvisadas usando materiales como piedra, hueso, madera o hasta vidrio y plástico. Ya sea para defenderte, cazar o simplemente sobrevivir, aquí aprenderás cómo sacarle provecho a lo que tengas cerca. No necesitas ser un experto, solo tener ingenio y ganas de salir del apuro.
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Armas con filo
Las armas con filo incluyen cuchillos, puntas de lanza y puntas de flecha. A continuación te explico cómo fabricarlas.
Cuchillos
Picar, cortar y rebanar: esas son las tres funciones básicas de un cuchillo. Un cuchillo es súper importante porque te sirve para fabricar otras herramientas de supervivencia. Si en algún momento te das cuenta de que no tienes uno, o necesitas otro tipo de cuchillo o punta, puedes improvisarlo con lo que tengas a la mano: piedra, hueso, madera o metal.
Piedra
Para hacer un cuchillo de piedra necesitas una piedra con una orilla afilada, una herramienta de cincelado y una herramienta de raspado. El cincel sirve para quitar las partes chatas o sin filo de la piedra, y puedes hacerlo con madera, hueso o metal. El raspador te ayuda a afinar la hoja, y puede ser un hueso, un fierro suave o una rama de asta de venado con punta.
Primero, usa el cincel para darle forma inicial a la piedra. Luego, golpea las orillas para adelgazar la hoja lo más posible. Después, usa el raspador para presionar sobre el filo y sacar un borde tipo navaja por el otro lado. Por último, repasa todo el filo con el raspador para afinarlo bien. Si quieres que sea más fácil de usar, puedes amarrarle un mango hecho de madera dura o asta.
Ojo: los cuchillos de piedra funcionan muy bien para picar y cortar, pero no duran tanto porque el filo es frágil. Lo mejor es usar pedernal o piedra de encendedor, que dan un mejor resultado.

Hueso
Con un buen hueso también puedes armar un cuchillo improvisado. Busca uno fuerte, como el de la pierna de un venado u otro animal de tamaño medio. Pon el hueso sobre una roca o algo duro, y rómpelo con una piedra pesada. De los pedazos que salgan, elige uno que tenga una punta filosa, y afílalo sobre una piedra rugosa hasta que tenga la forma que necesitas. Si el pedazo es muy pequeño para agarrarlo bien, amárrale un mango de madera dura que se ajuste a tu mano.
Importante: un cuchillo de hueso solo sirve para picar. Si intentas cortar o golpear con él, se puede astillar o romper.
Madera
Un cuchillo de madera solo sirve para picar, y se usa en casos muy urgentes. Lo ideal es usar bambú, pero también puedes usar madera dura con vetas rectas. Consigue una rama recta de unos 30 cm de largo y 2.5 cm de grosor. Afila unos 15 cm en una punta para formar la hoja. Solo raspa las partes de la veta recta; si llegas al centro o al médula, el filo va a durar menos. Si puedes hacer fuego, seca y endurece el filo poniéndolo sobre la llama, hasta que quede un poco chamuscado. Luego, afílalo más sobre una piedra rugosa. Si usas bambú, recuerda quitar el centro después de afilarlo, para que quede más delgado y duro (el exterior del bambú es lo más fuerte).
Ojo: al endurecer bambú con fuego, solo calienta la parte interna, nunca la exterior.
Metal
El metal es el mejor material para hacer cuchillos improvisados. Si lo diseñas bien, puedes lograr las tres funciones básicas. Busca una pieza metálica que se parezca a lo que quieres hacer. Luego, afila el borde y la punta sobre una piedra rugosa. Si el metal es suave, puedes moldearlo a golpes mientras se enfría. Ponlo sobre una superficie firme y plana, y con una piedra o pieza metálica más chica ve marcando el filo a golpes. Para no cortarte, amárrale un mango de madera, hueso o lo que tengas a la mano.
Otros materiales
Si de plano no encuentras piedra, hueso, madera ni metal, también puedes usar vidrio o plástico. Busca vidrio como buscarías un hueso: con formas que ya tengan filo. Lo bueno del vidrio es que ya viene filoso; lo malo es que no dura mucho. Si tienes un plástico grueso y duro, puedes afilarlo en forma de punta para picar. El plástico dura más, pero no es tan filoso.
Punta de lanza
Hacer una punta de lanza es muy parecido a hacer una hoja de cuchillo. Solo asegúrate de que tenga un tamaño que puedas manejar bien. Para convertirla en una lanza completa, lo más efectivo es abrir una ranura en la punta de un palo, meter ahí la hoja y amarrarla bien fuerte. Pero si no tienes una hoja lista, también puedes hacer una lanza directamente.

¿Cómo? Busca una vara recta de madera dura, de entre 1.2 y 1.5 metros. Afila una de las puntas. Si puedes prender fuego, pasa la punta por las brasas un rato para endurecerla. El bambú también funciona muy bien para esto. En ese caso, corta una vara de bambú del largo que necesites, afila una punta con un ángulo de 45 grados y una longitud de 8 a 10 cm.
Nota: Cuando afiles bambú, solo raspa por dentro, no por fuera. La capa exterior es la más dura, y necesitas conservarla para que la punta sea fuerte.
Punta de flecha
Para hacer una punta de flecha puedes seguir los mismos pasos que para hacer una hoja de cuchillo de piedra. Los mejores materiales son el pedernal, la piedra de encendedor y piedras que tengan forma de concha. También puedes usar hueso y darle forma con la herramienta de raspado. El vidrio funciona muy bien para esto: aunque se rompe fácil, las puntas que salen son bien filosas y efectivas.
Otras armas improvisadas
Si quieres protegerte bien en la naturaleza, conviene que tengas a la mano algunas armas defensivas o de emergencia, como garrotes, arcos o hasta un buen boleador estilo “bola”.
Garrote arrojadizo
También llamado bastón de caza o palo de lanzar. Es muy útil para defenderte de animales pequeños como ardillas o conejos. Lo ideal es hacerlo con ramas de árboles duros como el abedul. Busca una rama con una curva natural de unos 45°. Afila ambas puntas para que el garrote tenga una forma parecida a un búmeran o un dardo pesado.
Eso sí: necesitas buena puntería y velocidad. Para sacarle todo el jugo, hay que practicar. Aquí va una forma común de lanzarlo:
- Agarra el garrote con una mano.
- Extiende el otro brazo, alineándolo con el centro o parte baja del objetivo.
- Levanta el brazo que sostiene el garrote desde atrás y arriba, en un ángulo de unos 90° con tu espalda.
- Encuentra el momento justo y lanza hacia adelante, pasando el garrote por arriba del otro brazo, ligeramente por encima. Ese es el mejor punto de tiro.

Arco y flechas
El arco es una herramienta clásica para defenderte en la naturaleza. Fabricarlo no es complicado si consigues los materiales adecuados. Lo más importante es que practiques mucho para poder usarlo con precisión.
Como son improvisados, estos arcos y flechas no duran tanto y requieren algo de tiempo para armar y dominar, pero bien hechos pueden sacarte de muchos apuros.

Bola (tipo boleadora o "martillo bola")
Este tipo de arma es excelente para cazar animales que corren o aves que vuelan bajito. Para usarla, agarra el nudo central con firmeza, levanta el brazo y haz girar la bola por encima de tu cabeza. Cuando tengas bien calculado el objetivo, suéltala. Las cuerdas con peso salen volando y, si aciertas, pueden enredar al animal en el aire o al instante en que lo golpean.

La naturaleza no siempre te da segundas oportunidades, así que es mejor estar preparado. Saber cómo fabricar tus propias armas con lo que encuentres alrededor no solo te puede salvar la vida, sino que también te da seguridad y autonomía en situaciones difíciles. Con práctica y creatividad, lo que antes era un simple pedazo de piedra o un palo cualquiera se convierte en una herramienta valiosa. Así que no subestimes estos conocimientos: la próxima vez que salgas al campo, llévate estas ideas en la cabeza... y quién sabe, igual terminas enseñándoselas a alguien más.
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