Cuando estás en medio de la naturaleza, acampando, explorando o sobreviviendo, no hay regadera ni baño a la vuelta de la esquina. Pero eso no significa que debas andar todo cochino. Mantenerte limpio no solo es por comodidad: es una cuestión de salud y supervivencia. En Sandiario te voy a contar cómo cuidar tu higiene personal incluso en los entornos más difíciles, usando lo que tengas a la mano, sin complicarte la vida. Ya sea que estés en el bosque, la montaña o en una emergencia, estos consejos te van a servir.
Mantén una buena higiene personal
Si mantienes tu cuerpo limpio, reduces mucho las probabilidades de enfermarte. Esto aplica sin importar en qué situación estés.
Claro, lo ideal sería bañarte todos los días con agua calientita y jabón, pero siendo realistas, eso es un lujo cuando estás en plena aventura en la naturaleza. Si no hay ducha, puedes usar un trapo limpio con agua jabonosa para darte una pasadita por todo el cuerpo.
Cuando el agua escasea de verdad, puedes darte un “baño de aire”: quítate la ropa y quédate bajo el sol y el viento por una hora. Eso sí, no te olvides del riesgo de quemaduras solares.
Si no tienes jabón a la mano, puedes usar arena o ceniza de plantas como sustituto. También puedes hacer tu propio jabón casero mezclando ceniza vegetal con grasa animal. Aquí te va el paso a paso:
- Corta grasa animal en trozos pequeños y ponlos a hervir en una olla para sacar el aceite.
- Agrega agua de vez en cuando para que no se seque y se queme.
- Remueve constantemente con paciencia hasta extraer bien la grasa.
- Cuando ya tengas el aceite, viértelo en un recipiente y deja que se enfríe.
- En otro recipiente, pon ceniza de madera y hazle un pequeño hoyito cerca del fondo.
- Agrega agua y recoge el líquido que salga por ese hoyito; ese líquido tiene potasio y sosa natural (alcalina). También puedes colar agua con ceniza usando una tela delgada.
- Mezcla el aceite y el líquido alcalino en una proporción de 2 a 1, y ponlo a hervir hasta que se vuelva una mezcla espesa.
- Déjala enfriar y endurecer. ¡Listo! Ya tienes un jabón básico para sobrevivencia.
Ojo: si estás en una situación peligrosa, cuida que el humo y el olor no delaten tu posición. La seguridad va primero.
Organiza tu ropa
Cuánta ropa llevar y qué tipo depende de ti, del clima y del tipo de viaje. Lo ideal es llevar lo necesario sin cargar de más, y asegurarte de que siempre tengas ropa limpia para cambiarte.
Lava tu ropa apenas puedas, no te esperes a que toda esté sucia. Lleva una cuerda y unos ganchos o clavos para colgarla a secar.
Las prendas hechas con fibras naturales son más cómodas, ya que aíslan mejor del calor y absorben el sudor.
Cómo mantenerte limpio en lo esencial
Manos
Mantén tus manos limpias. Están en contacto constante con bacterias y, si las descuidas, puedes contaminar comida o infectar heridas. Lávate las manos antes de manipular comida, agua o utensilios. Corta tus uñas seguido y evita llevarte los dedos a la boca.
Cabello
Si no lavas tu cabello seguido, puedes atraer piojos, pulgas y otros bichos. Mantén el pelo corto y limpio. Muchos animales de sangre caliente —como los roedores— cargan con parásitos que transmiten enfermedades. Si cazas uno, espera a que se enfríe antes de manipularlo, así los parásitos se van solos.

Dientes
Aunque no tengas pasta ni cepillo, puedes cuidar tu boca. Corta una ramita de unos 20 cm de largo y 1.2 cm de grosor, y mastícala como si fuera un cepillo. También puedes usar una tela limpia enrollada en el dedo para tallarte los dientes, y ramas delgadas como palillos para limpiar entre ellos.
Ropa y cobijas
Tu ropa y cobijas deben estar lo más limpias posible para evitar infecciones y parásitos. Si no puedes lavarlas con agua, sacúdelas con fuerza y déjalas al sol y al aire por un par de horas. Lo mismo aplica para el saco de dormir: sacúdelo bien y ventílalo seguido.

Pies
En la naturaleza, tus pies son clave para sobrevivir. Asegúrate de usar zapatos cómodos y que te queden bien. Lava tus pies diario y dales un masaje. Recorta tus uñas seguido. Si te salen ampollas, no las revientes: lávalas bien y ponles pomada alrededor, no encima. Si se revientan solas, limpia la zona con agua y cúbrela con una venda limpia.
Descansa lo suficiente
Si no descansas, no recuperas energía, y sin energía, no puedes seguir adelante. Si te enfermas o te lastimas, parar y descansar es la mejor forma de recuperarte. Cuando planees tu día, deja espacio para pausas. Incluso si el entorno está medio feo, aprender a relajarte y mantener la moral alta te puede salvar.
La higiene personal puede parecer un lujo cuando estás en plena aventura, pero en realidad es una de tus mejores armas para mantenerte sano, fuerte y con buen ánimo. No se trata de oler rico, sino de evitar infecciones, cuidar tu cuerpo y conservar tu energía. Con un poco de ingenio y disciplina, puedes mantenerte limpio incluso sin agua ni jabón industrial. Así que la próxima vez que salgas al monte, no subestimes el poder de unos pies limpios, unas manos bien lavadas y un par de buenos hábitos. Tu cuerpo (y tu grupo) te lo van a agradecer.