La caza y la supervivencia en la naturaleza son habilidades que requieren conocimientos profundos, destrezas variadas y una conexión estrecha con el entorno. En Sandiario exploraremos varias técnicas y herramientas fundamentales, desde las más simples, como el uso de la honda, hasta tácticas avanzadas de caza en grupo, incluyendo acechos y emboscadas. A través de estas prácticas, no solo se busca la caza exitosa, sino también un entendimiento más amplio de cómo el ser humano ha interactuado con la naturaleza a lo largo de la historia, utilizando su ingenio y sus sentidos para sobrevivir en terrenos inhóspitos.
Honda
Como juguete para niños, la honda es súper útil para cazar animales pequeños. Los ratones, pájaros pequeños e incluso conejos suelen ser el blanco perfecto de una honda.
Para hacer una honda casera, busca una rama en forma de Y, corta un pedazo de cuero para la parte de la tirachinas y usa una manguera médica para hacer el tirachinas. Si no tienes una rama en forma de Y, puedes cortar trozos grandes de bambú para crear las horquillas. El cuero siempre es una buena opción, pero si no tienes, incluso puedes usar tela impermeable. Si tienes telas gruesas, como las de los cuellos o mangas, también sirven. Asegúrate de que la manguera médica pase bien por la piel de la honda, pero cuidado con ponerla en la parte delantera, porque se puede dañar. Usa aguja e hilo para coser las ranuras en la piel y reforzar ambos extremos para que dure más tiempo.

Muchos niños usan la goma de las cámaras de bicicletas como material para la tirachinas, así que si tienes eso, no hace falta usar la manguera médica.
Usar la honda requiere técnica: agarra la horquilla con una mano, tira de la goma con la otra, mira al objetivo con ambos ojos y suelta la goma cuando formes una línea recta entre tus ojos y el centro de la horquilla. Es importante que el proyectil tenga la forma correcta; las piedras irregulares son difíciles de controlar, así que lo mejor es usar piedras redondas. Otra opción es hacer bolitas de barro. En la noche, mientras disfrutas del aire libre, mezcla agua con arcilla fina, haz bolitas del tamaño adecuado y déjalas secar al fuego para usarlas más tarde.
La trayectoria del proyectil con la honda suele ser recta a unos 10 metros. Si la distancia es mayor, formará un arco y las probabilidades de acertar disminuirán. Las hondas son efectivas contra presas pequeñas, pero no tanto contra animales más grandes. Los conejos, por ejemplo, son frágiles, así que si te acercas a menos de 10 metros, tendrás suerte. Las aves grandes tienen plumas gruesas que las protegen, y el área de impacto es pequeña. Después de herirlas, probablemente necesitarás perseguirlas a pie, lo cual no es nada fácil, especialmente si están en el suelo rodeadas de arbustos y ramas.
La caza de aves acuáticas con honda no es muy efectiva: un tiro en la cabeza con una piedra es lo más certero, pero no siempre se logra. Las aves tienden a huir hacia el agua, lo que hace peligroso perseguirlas allí.
Por otro lado, un palo de madera es un arma muy fácil de hacer en la naturaleza. Todo lo que necesitas es un palo de unos 8 a 10 cm de diámetro, alrededor de 1 metro de largo, de material resistente y pesado, preferiblemente con un nudo en un extremo. Si tienes manos pequeñas, puedes adelgazar un extremo para que sea más fácil de agarrar. ¿Te imaginas cómo sería un bate de béisbol? Pues algo así, pero natural. Este tipo de palo es ideal para cazar animales lentos y no muy listos, como lobos amarillos, corzos, pangolines, erizos y hasta serpientes que te muestran sus colmillos. Si eres rápido, podrías intentar perseguir a la presa con el palo, pero las probabilidades de éxito son bajas. Lo más común es que uses el palo para rodear a la presa. Cuando se te escape, saltar y golpearla suele ser suficiente, y si está herida, es muy útil para terminar con ella.
El palo también sirve como arma de autodefensa. Golpearlo contra árboles o piedras puede asustar a una fiera. Si estás muy aburrido, puedes clavarle algunos clavos afilados en la punta y, ¡voilà!, ya tienes una maza.
Este palo de madera no solo es bueno como arma, también sirve para clavar estacas en el suelo o cascar nueces. El serrín que cortes del palo puede convertirse en yesca si lo dejas secar. Y si en algún momento necesitas leña, el palo también cumple esa función.
Si prefieres un palo más largo, de 1,2 metros o más, tienes una herramienta poderosa, pero no vamos a la naturaleza para hacer artes marciales, ¿verdad? Un palo largo puede ser bueno para golpear, pero no es lo más adecuado para cazar. Aunque, si te atreves, podrías hacer una jabalina con un palo de más de 1,5 metros.
Lanza
Por un lado, la jabalina es un arma versátil, pero, por otro, es difícil de cargar. Como arma de caza, no es la más efectiva, pero como arma de defensa, es mucho más práctica que el arco y las flechas.
Es divertido caminar con una lanza en el hombro, pero puede que te lo pienses dos veces cuando te encuentras en selvas densas, montañas, praderas sin árboles, pantanos o desiertos donde rondan bestias salvajes. Te imaginas a todos con una lanza al hombro, como si fueran los soldados de antaño, listos para enfrentarse a lo que venga.

Cuando se trata de animales salvajes o cazar presas grandes, la jabalina es de lo más potente. Cuando no hay árboles para construir un refugio, la jabalina puede servir como estructura. Cuando tienes que escalar, también te hace de bastón de trekking. Y en los pantanos, te ayuda a cruzar con mayor facilidad. Incluso si no tienes yesca ni leña, una lanza también puede ser útil.
Una jabalina sencilla se fabrica afilando un extremo de un palo recto de unos 1.8 metros de largo y unos 5 a 6 centímetros de diámetro (que es un buen tamaño para que lo agarres cómodamente con la mano). Después, lo calientas sobre el fuego para endurecer la punta. Si quieres aumentar su efectividad, puedes tallar un surco en la punta de la lanza para que cause más daño. También puedes usar pedernal o cuero de lata doblado en forma triangular para hacer una punta de lanza. Ahora, aunque podrías atarle un cuchillo a la lanza, no lo hagas a menos que sea necesario, ya que aunque haría la lanza más letal, el cuchillo puede romperse y eso sería un gran problema.
El lanzamiento de la jabalina requiere fuerza y habilidad. El centro de gravedad de la lanza está cerca del tercio posterior de la punta, que es el lugar ideal para lanzarla. Sin embargo, no todos somos atletas olímpicos, y pocos pueden lanzar una lanza más de 30 metros. Personalmente, creo que la lanza es más útil como bastón de senderismo, para hacer refugios y, por supuesto, como herramienta de autodefensa.
Puedes ir cortando ramas adecuadas para hacer palos y lanzas de inmediato. Si tienes tiempo en la noche, durante tu acampada, puedes procesarlas con más calma, secarlas y que te duren más. Las astillas que saques de la madera pueden servirte como yesca para encender fuego.
Arco y flecha
El arco y las flechas son de las armas más poderosas que puedes improvisar en la naturaleza. No es difícil fabricar un arco y unas flechas sencillas, pero si te tomas el tiempo necesario, puedes hacer un arco con gran alcance y mucha potencia.
Elegir los materiales para el arco es clave. La madera seca, fuerte y flexible es difícil de conseguir en la naturaleza, y generalmente necesitarás cortar ramas adecuadas de algún árbol. El sauce, el pino, el olmo, el abedul, el abeto y la morera son perfectos para hacer arcos. Aunque el bambú no es tan bueno como esos árboles, se procesa más fácil y es más sencillo de usar para hacer arcos compuestos.


Lo importante es elegir ramas que no tengan nudos ni bifurcaciones, que sean finas pero fuertes. Si no lo son, se romperán rápido cuando las transformes en un arco. Corta las ramas de entre 1.2 y 1.5 metros de largo, y asegúrate de que el centro del arco tenga entre 4 y 5 centímetros de ancho, mientras que ambos extremos deben ser más delgados, unos 1.5 centímetros. Haz una ranura en los extremos para poner la cuerda.
Existen muchos materiales para hacer cuerdas de arco, como cuerdas comunes, alambres retorcidos o tendones de animales. Las mejores cuerdas son las de tendón animal, seguidas por las hechas con piel.
Fija un extremo de la cuerda al arco con un nudo, y el otro con un anillo. Luego, dobla un poco el cuerpo del arco, haz girar el anillo en forma de 8 e insértalo en la ranura. Después, afloja el arco y quedará bien sujeto.
El arco debe secarse al horno para que dure más. Al hornearlo, no te impacientes y no uses calor demasiado alto. Si el calor es desigual, el arco perderá su elasticidad y se deformará. Además, recuerda aflojar las cuerdas cuando no lo estés usando para conservar la elasticidad del arco.

Aunque los arcos de un solo cuerpo son fáciles de hacer, su eficacia es limitada, especialmente cuando no se cuenta con buen material. Si tienes tiempo, lo ideal es que fabriques un arco compuesto.
Un arco compuesto está formado por varios arcos de diferentes longitudes atados firmemente entre sí con cuerdas. Las tiras gruesas de bambú son perfectas para hacer arcos compuestos. Si usas un arco compuesto doble, la relación de los dos cuerpos del arco debe ser de aproximadamente 10:7, y en un arco triple, la relación de los tres cuerpos sería 10:6:4.
El arco compuesto aprovecha la fuerza elástica combinada de varios cuerpos para lanzar flechas más lejos y con mayor precisión. Pero si el arco no está bien atado, la cuerda se aflojará rápidamente después de disparar algunas flechas. Lo mejor es usar una cuerda fina de cáñamo para atarlo. Después de hacerlo, vierte un poco de agua sobre la cuerda de cáñamo y se encogerá, quedando más firme.
Cualquier madera recta puede convertirse en flechas. Elige madera recta de unos 50 a 80 cm de largo. Las flechas largas tienen más potencia. El eje de la flecha debe ser liso y los materiales adecuados tienen un grosor que va del tamaño de un pulgar hasta los 5 cm de diámetro.

En el extremo posterior del eje de la flecha, talla una ranura para que la cuerda del arco se sujete bien. Si no encuentras material adecuado para la punta, usa madera de mayor grosor, afílala, quémala para endurecerla y luego talla una ranura de unos 5 a 10 cm en el eje de la flecha. Como esta flecha no tiene punta y tiene una capacidad de penetración más débil, el surco de sangre ayudará a maximizar la pérdida de sangre de la presa. Las puntas de flecha se pueden hacer con varios materiales, como pedernal, piedra caliza, piel de lata, o incluso huesos de animales. Después, afílalas y átelas al eje de la flecha.

Las plumas estabilizan la trayectoria de la flecha. Las plumas grandes de aves son ideales. Si no tienes, puedes usar hojas o papel doblado varias veces como sustituto. Corta una ranura en la parte posterior del eje de la flecha, mete las plumas dentro y asegúralas con una cuerda fina.

El tiro con arco requiere técnica: coloca la flecha en el centro de la cuerda y del cuerpo del arco, asegurándote de que esté paralela a la línea de visión. Sujeta el arco con la mano izquierda y la flecha con los dedos índice y medio de la mano derecha. Tira del arco hacia atrás lo más posible, de manera horizontal, y suéltalo. La flecha volará rápidamente, alcanzando su objetivo en un arco.
Los novatos suelen notar que la flecha no siempre vuela en la dirección correcta. Si esto pasa, primero verifica si el arco y la flecha tienen alguno de estos problemas: la elasticidad del arco está desequilibrada o es insuficiente para lanzar la flecha a la distancia correcta; la flecha está demasiado áspera o el centro de gravedad está demasiado cerca de la cola de la flecha; o si no estás alineando bien la puntería con la dirección de la flecha.
El alcance efectivo de un arco improvisado en el campo suele estar entre los 20 y 40 metros. Si usas un arco compuesto, ese alcance puede ser mayor. Practica más cuando tengas tiempo, porque tu tasa de aciertos mejorará al momento de cazar.
Al jugar con arcos y flechas, muchos principiantes se lastiman antes de disparar a la presa. Por ejemplo, la cuerda y la flecha pueden rozar sus mejillas, la cuerda puede romperles las muñecas, o pueden herirse los dedos al tensar demasiado el arco.
Para proteger tus mejillas, usa una bufanda de supervivencia o algún otro paño. Unos guantes gruesos te protegerán bien las manos, pero si no tienes, hazte una muñequera improvisada. Si envuelves la mano izquierda con una gasa y te cubres la muñeca con un sombrero, la cuerda del arco no romperá tu muñeca. También puedes usar un pedazo de cartón o una gasa para enrollar tu dedo índice derecho y formar un anillo. Si puedes conseguir un trozo de tubo de bambú, mejor, ya que protegerá aún más el dedo. El dedo índice es el más fuerte y es el que se usa para tirar de la cuerda, mientras que el dedo medio ayuda a sostener la flecha. Si tus dedos son débiles y usas dos dedos, coloca anillos en ambos.

¿Cómo cazar?
Esta pregunta no tiene una respuesta sencilla. El conocimiento y la experiencia son clave. Debes conocer los hábitos y las características de los animales que quieras cazar. Ver más documentales sobre la naturaleza te puede ayudar bastante.
La caza suele ser más efectiva al amanecer, cuando muchos animales empiezan su día. Durante la noche, los animales diurnos regresan a sus guaridas y los nocturnos comienzan a moverse, pero la luz desaparece rápido. Aunque los humanos tenemos una visión nocturna bastante buena, los animales nocturnos la tienen mucho mejor. Si no conoces bien el terreno, no te arriesgues a cazar en la oscuridad.
La tranquilidad y la paciencia son esenciales. Los animales salvajes son muy sensibles. Mantente lo más callado posible durante la caza. No hables. Muévete lentamente y con suavidad para acercarte a tu presa. Usualmente, es fácil acercarse a ella utilizando la hierba y los árboles como cobertura, agachándote o arrastrándote cerca del suelo. Los ruidos artificiales asustarán a la presa, y los movimientos rápidos o repentinos también la alertarán. Aprovecha el sonido del viento que pasa por la hierba y los árboles para cubrir tus movimientos, y cuando el viento esté calmado, muévete suavemente. Aunque el ojo humano tiene mejor resolución que el de los animales, es necesario usar la nariz y los oídos para detectar señales de la presa, especialmente en la selva.
La dirección del viento es crucial al cazar. Cuando te acerques a la presa, hazlo desde el lado de sotavento, o al menos no desde el de barlovento. Aprender a buscar huellas de animales puede facilitar la búsqueda. En la naturaleza, a menudo hay "autopistas" naturales, que son caminos que los animales siguen de forma regular. Su comportamiento es bastante predecible; a menos que perciban peligro, salen a buscar comida y regresan por las mismas rutas, lo que es especialmente cierto con animales como los cerdos y los ciervos.
Mantener una "transparencia unidireccional" es muy útil durante la caza. El camuflaje es esencial. Evita ropa de colores brillantes. Prepárate con ropa de camuflaje como repuesto. Pon un poco de tierra en tu cara o cúbrela con una bufanda de supervivencia para camuflarte mejor con el entorno. Mantén siempre a la presa a la vista para no perderla. Si la hierba y los árboles son densos, puedes ver a la presa a través de los huecos entre ellos, pero normalmente la presa no te verá a ti. Si algo bloquea tu visión, levántate lentamente para observar por encima de la obstrucción.
Si logras moverte lo suficientemente callado y acercarte desde la dirección correcta, la presa no te detectará. Pero si te nota, aguanta la respiración y quédate inmóvil. Es posible que, al ver a un humano por primera vez, la presa sienta más curiosidad que miedo. En ese caso, debes hacer como si estuvieras "pasando inocentemente" y engañar su confianza hasta que siga su camino o se quede comiendo.
La paciencia es clave, pero también debes estar preparado para no tener éxito. Es común fallar después de varias horas de rastreo. Cuando el seguimiento se convierte en persecución, la caza casi siempre se considera perdida. No te desanimes, simplemente dile a la dirección en la que corre la presa: "¡Volveré!" y regresa a repasar la experiencia y las lecciones aprendidas.
Una vez que estés dentro del alcance efectivo, la precisión es crucial. Pero también depende de la cooperación de la presa. A veces es más difícil disparar a una presa en movimiento. Dispararle de frente es lo más efectivo, pero también lo más difícil. Asegúrate de estar cerca y de que la presa no te vea, o puede asustarse y huir. Disparar desde atrás puede parecer buena idea, pero la zona de impacto en las nalgas es pequeña, lo que no siempre detendrá a la presa de inmediato. Las presas heridas en las patas traseras o las nalgas pueden seguir corriendo durante mucho tiempo. La mejor opción es dispararle de lado, donde la presa tiene una mayor área expuesta. Un disparo en la garganta es la manera más rápida de terminar con ella. También puedes intentar dispararle en la zona del omóplato en la pata delantera, que aunque difícil de acertar, es efectiva. Una presa herida de esta manera no correrá mucho antes de caer y no sangrará tanto. Un dardo o flecha en el vientre puede dejarla inconsciente más rápido, pero puede costarle bastante salud.
Un ataque preciso y feroz puede significar un delicioso festín en el fuego, pero si fallas, no te preocupes. Si logras herir las patas traseras de la presa, prepárate para perseguirla durante una larga distancia. Deja que pase un rato y sigue el rastro de sangre. La presa se detendrá y descansará después de recorrer una cierta distancia, lo que te permitirá reanudar la búsqueda. Sin embargo, ten cuidado, ya que las presas heridas son más alertas. Si te apresuras demasiado, podrías hacer que la presa se aleje mucho más, y la persecución podría durar horas.
Cuando la presa esté debilitada por la pérdida de sangre, acércate por un costado o por detrás, pero siempre con cautela, porque en su desesperación, podría luchar con fuerza. En ese momento, un golpe certero en la cabeza con un palo será lo más efectivo.
Caza en Grupo: Más Coordinación, Más Éxito
La caza en grupo aumenta considerablemente las probabilidades de éxito, pero requiere una gran coordinación. Los ataques de saturación dejan poco margen de escape para la presa, pero debes saber usar el terreno a tu favor y organizar las posiciones adecuadamente. Un cerco bien hecho hará que la presa no pueda escapar. Busca terrenos sin salida, como valles. Si cazas en las montañas, algunas personas pueden posicionarse en las laderas, mientras otras rodean a la presa desde abajo, empujándola hacia la montaña, lo que desgastará sus fuerzas físicas. Si el terreno es empinado, la velocidad y resistencia de la presa serán más limitadas, por lo que puedes empujarla hacia abajo, aprovechando la falta de equilibrio que puede causar una caída, especialmente en animales con patas delanteras cortas, como los conejos.
Pero ten cuidado al perseguir en terrenos difíciles, ya que puedes lastimarte fácilmente. A veces es más fácil rodar por el suelo que seguir a la presa.
El Arte de la Emboscada
Emboscar a tu presa puede ser una excelente estrategia, especialmente si sabes por dónde se desplaza con regularidad. Lo importante es llegar antes de las 3 a.m. o las 5 p.m., antes de que se ponga el sol. Busca un paso natural en el bosque, una ruta por donde la presa suele pasar. Esta es una forma efectiva de aumentar tus posibilidades de éxito.
El mayor desafío de una emboscada es controlar el viento. Los animales tienen un sentido del olfato excepcional, y si detectan tu olor, es probable que se detengan. Una forma de enmascarar tu olor es usar ramas para encender fuego y aplicarte el humo en las axilas y las ingles. También puedes cubrir tu piel expuesta con barro local o triturar hierba y hojas para aplicar su jugo sobre tu cuerpo.
La paciencia es clave en la emboscada, y no todos están hechos para esta tarea. Las personas con TDAH, por ejemplo, podrían no ser las más adecuadas para esperar en silencio durante largos períodos. Si cazas en grupo, ten en cuenta que una presa asustada puede lanzarse instintivamente hacia ti, lo que puede ser peligroso. En este caso, lo mejor es esperar a que pase el grupo principal y atacar a los rezagados. Luego, un salto repentino y un rugido provocarán que la presa se pierda y huya en diferentes direcciones, reduciendo sus posibilidades de escapar.
Evita a los Grandes Depredadores
Cuidado con los grandes depredadores como osos, jabalíes machos solitarios, leopardos o tigres. Independientemente de las leyes locales, cazarlos es extremadamente peligroso. A menos que no tengas otra opción, o estés completamente seguro de que puedes derribarlos de un solo golpe, cazarlos en grupo no garantiza éxito. Las bestias tienen un instinto agudo para detectar a los más débiles en tu grupo y no dudarán en atacarlos.
Recuerda que los animales salvajes heridos son especialmente peligrosos. Cazar estos animales no solo requiere experiencia y espíritu aventurero, sino también una gran fortaleza mental. Hay muchas historias de personas que sobrestiman sus habilidades y, de ser cazadores, terminan convirtiéndose en la presa.
Al final, cazar no es solo una cuestión de destreza física, sino también de inteligencia, paciencia y respeto por el ciclo natural. Desde el lanzamiento de una honda hasta las emboscadas más complejas, cada técnica tiene su momento y lugar, y es importante conocer bien los hábitos de los animales, el entorno y nuestras propias capacidades. La caza en grupo puede ser una táctica poderosa, pero también requiere de una coordinación perfecta y un control absoluto sobre el terreno y el viento. Recuerda que la práctica y la prudencia son claves para tener éxito, pero también para garantizar tu seguridad. La experiencia acumulada en el campo no solo te enseñará sobre caza, sino también sobre la naturaleza misma y tu lugar en ella. Si tienes preguntas o experiencias para compartir con otros amantes de camping, ven a comunidad Facebook Sandiario.