Correr parece algo simple: solo se trata de mover las piernas y avanzar. Pero cuando lo haces en la naturaleza, con terreno irregular y distancias largas, la técnica correcta se vuelve esencial. Una mala postura no solo te quita energía, también puede dejarte con tobillos torcidos, rodillas inflamadas o dolores de cuello. En Sandiario vas a conocer los movimientos correctos de cada parte del cuerpo al correr, los errores más comunes que debes evitar y cómo tratar las lesiones más frecuentes.
Correr en la naturaleza
Correr es de los entrenamientos más básicos y necesarios cuando te preparas para un reto de supervivencia al aire libre. Tener buena técnica no solo evita lesiones, también hace que te adaptes mejor a cualquier terreno. Tu postura y tus movimientos marcan la diferencia entre disfrutar la experiencia o sufrir dolores innecesarios.
La postura correcta al correr
Cuando corres, todo tu cuerpo entra en juego: cabeza, hombros, brazos, torso, cadera, piernas y pies. Además, necesitas controlar tu respiración para que se coordine con cada movimiento.
Cabeza
La cabeza es clave para mantener el equilibrio y la coordinación. Mira siempre al frente, no hacia los pies ni a los lados, porque eso genera tensión en el cuello y los hombros. Mantén el rostro alineado con tu cuerpo, sin adelantarlo ni echarlo hacia atrás, para evitar tropiezos y caídas.
Hombros
Los hombros ayudan a mantener el equilibrio de la parte superior. Evita tensarlos; lo ideal es que estén relajados y nivelados, sin inclinarte a un lado ni moverte de más.
Brazos
El movimiento de los brazos influye en tu respiración y también te impulsa hacia adelante. Corre con los puños ligeramente cerrados y mueve los brazos en línea recta, de adelante hacia atrás, con amplitud moderada. No aceleres demasiado el movimiento.
Torso
Tu tronco debe mantenerse erguido, pero sin rigidez. Si la cabeza, hombros y brazos están en buena posición, el torso se acomodará de forma natural.
Cadera
La cadera es el centro de la fuerza de tus piernas. Si tu torso está recto, la cadera podrá guiar mejor los movimientos de las piernas y aprovechar toda su potencia.
Piernas
Para cuidar tus articulaciones, lo mejor es pisar primero con la parte media del pie, después con la punta y, al final, con el talón. Así reduces el impacto y proteges los tobillos.
- En carreras cortas, sube más las piernas para ganar velocidad.
- En carreras largas, busca la elevación que más cómodo te resulte. Aquí lo importante es la resistencia, no la rapidez.
Pies
Tus pies deben ir alineados. Si corres con los pies en “V” hacia adentro (pie chueco) o hacia afuera, aumentas la presión sobre las rodillas y tarde o temprano te lastimas.
Errores comunes al correr
- Mover el cuerpo de lado a lado: te hace gastar energía extra y te frena.
- Pisar mal con los pies: correr con pies hacia adentro o afuera aumenta el riesgo de lesiones en las rodillas.
- Apoyar primero el talón: aumenta el impacto en los tobillos y la vibración llega hasta las cervicales, dañando tu cuello.
- Dar zancadas demasiado largas: puede hacerte más rápido al principio, pero desestabiliza tu centro de gravedad y genera demasiado impacto.
- Correr con la cabeza levantada (por ejemplo, viendo la tele en la caminadora): aumenta la presión en el cuello y lo daña con el tiempo.
Lesiones y cómo tratarlas
- Esguince de tobillo: no sigas corriendo de inmediato. Descansa un rato en el mismo lugar, pon hielo o agua fría, y si es grave, ve al hospital.
- Dolor o inflamación en la rodilla: correr con mala postura puede desgastar el cartílago y provocar que la rótula se desplace. Para mejorar, reduce el tiempo de entrenamiento y prueba correr en superficies irregulares que eleven ligeramente la parte lesionada. Con descanso y cuidado, se puede recuperar.
Correr y la supervivencia
Correr fortalece el corazón y los pulmones, mejora tu condición física y te prepara para la vida al aire libre. Practicarlo seguido no solo te hace más resistente, también aumenta tus chances de salir bien librado si alguna vez te toca caminar o correr largas distancias sin transporte en plena naturaleza.
Correr es mucho más que un ejercicio de cardio: es una herramienta de supervivencia que te da fuerza, resistencia y autonomía en la naturaleza. Si cuidas tu técnica y evitas los errores típicos, no solo rendirás mejor, también te mantendrás libre de lesiones. Así que ya sabes: la próxima vez que salgas a entrenar o te toque correr en la montaña, presta atención a tu postura y deja que tu cuerpo trabaje a tu favor.