Cuando estás en plena aventura o en una situación de supervivencia, hay momentos en que caminar ya no basta: necesitas correr. Ya sea para alcanzar refugio antes de que anochezca o para escapar de un peligro, tu resistencia puede marcar la diferencia. Por eso, entrenar carreras largas no solo mejora tu condición física, sino que también te prepara mentalmente para mantener la calma bajo presión. En Sandiario te cuento cómo entrenar de forma segura, progresiva y efectiva, siguiendo la famosa regla del 10%, para que tu cuerpo aguante sin romperse y tu mente no se rinda.
En condiciones de supervivencia en exteriores, muchas veces toca avanzar corriendo. Por eso el entrenamiento de fondo es indispensable: te ayuda a adaptarte al entorno y a poder recorrer distancias largas a pie.
No te aceleres: entrena con cabeza
Cuando hagas entrenamiento de fondo no te apures ni te pases con la carga de golpe. Lo que determina la intensidad en las carreras largas suele ser la **distancia**. La forma más científica de ir subiendo es respetar la regla del **10%**: en un mismo periodo de tiempo, la distancia total que corres no debe aumentar más del 10% con respecto al periodo anterior.
La regla del 10%
Correr exige pasión y aguante, pero ojo: demasiada prisa puede ser contraproducente. Cuando te emocionas demasiado puedes ignorar la fatiga y forzarte más allá de lo que tu cuerpo aguanta. Eso suele acabar en colapso físico: te sientes débil, con dolores musculares o incluso con problemas más serios. Por eso es importantísimo medir bien el progreso y seguir la regla del 10%.
La regla no significa que pases de correr 4 km diarios una semana y de repente 5 km todos los días la siguiente —eso sería un aumento dramático cuando lo cuentas en total semanal. La regla del 10% se aplica al volumen total. Por ejemplo, si esta semana corres 15 km en total, la semana siguiente puedes subir a 16.5 km (aprox. 10% más), y así sucesivamente, aumentando un kilómetro o poco menos cada semana. Si lo haces así, tras 10 semanas podrías llegar a unos 25 km semanales sin romperte. Subir de forma gradual fortalece tu resistencia y te hace más capaz de sobrevivir en el campo.
Cómo medir la distancia
Para seguir la regla del 10% necesitas medir bien lo que corres. Algunas opciones:
- Si usas una máquina (cinta de correr), ella te da la distancia automáticamente; tú sólo sigue la regla del 10%.
- Si corres en una pista, cuenta las vueltas. Fíjate en si corres en la calle interior o la exterior porque no tienen la misma longitud; mejor quédate siempre en la misma línea.
- Si corres por carretera, usa herramientas para medir distancia: un reloj GPS, el celular con app para correr o mide previamente las rutas en el mapa y calcula la distancia para planear tu entrenamiento.
Errores comunes que debes evitar
- Estrés, tensión o no controlar la respiración. La carrera larga es un reto físico y mental; mucha gente se tensa sin darse cuenta, lo que provoca rigidez muscular, pulso acelerado y mala circulación —difícil seguir. Tampoco respires mal: ni abrir la boca todo el tiempo ni mantenerla cerrada todo el rato es buena idea.
- Desacoplar la respiración del ritmo de carrera. La coordinación entre la zancada y la respiración es clave. Si no haces caso a esto, tu rendimiento baja y te agotas más rápido.
Método correcto de entrenamiento
Primero: entiende qué te pide el fondo. Fortalece lo básico: la capacidad pulmonar es fundamental. Nadar te ayuda mucho para esto; también cuida tu postura al estar de pie o sentado. Con pulmones más fuertes practica el balance de los brazos junto con la respiración para simular el ritmo de carrera.
Al empezar, no te obsesiones en tratar de coordinar respiración y paso; deja que fluya. Si te apresuras a forzar un patrón respiratorio antes de estar listo, puede generar descoordinación. Toma las primeras sesiones como caminatas largas después de comer: relájate y no te preocupes por la distancia.
Cuando ya sientas que tu cuerpo coordina naturalmente paso y respiración, entonces sube la intensidad. Aumenta distancia y también trabaja la técnica: mantén una velocidad que tu cuerpo tolere y busca un ritmo de respiración constante que acompañe tus pasos.
Puntos clave
- Constancia. La resistencia y la fuerza de voluntad son lo más importante; no abandones por factores externos que se pueden evitar.
- Método y ritmo. Ten un patrón de respiración (por ejemplo, inhalar cada tres pasos, exhalar cada tres). Coordina el movimiento de brazos y zancadas y mantén el torso erguido.
- Conoce tu “pico” físico. Después de cierta distancia puede llegarte la fatiga intensa (respiración difícil, piernas débiles): eso es tu punto máximo. No te pares de golpe; reduce un poco el ritmo y confía en tu aguante para pasar el bache.
- Calentamiento y enfriamiento. Antes corre unos ejercicios suaves (saltitos, abdominales, estiramiento de ligamentos) para preparar el cuerpo. Al terminar, no te sientes inmediatamente: haz ejercicios de relajación para recuperar articulaciones y ligamentos.
- Higiene y clima. Vas a sudar mucho; cambia y lava la ropa después de cada sesión. Si hace frío, abrígate en capas y quítatelas de forma gradual para no resfriarte.
- No te obsesiones con la velocidad. El fondo no es sprint; correr demasiado rápido gasta mucha energía y puede provocar calambres.
- Dales variedad a tus entrenos. Si se te hace aburrido, corre con alguien para motivarte o intercala otros ejercicios para no perder el hábito.
Consejos prácticos
- Al principio no pongas sesiones de tiempo o distancia demasiado largas: entre 15 y 30 minutos está bien para empezar. Olvídate de la velocidad; prioriza la técnica y la adaptación.
- Define la carrera como ejercicio de intensidad moderada: deberías empezar a sudar al rededor de 7–8 minutos de trote.
- El calzado importa: si puedes, usa tenis para correr de buena calidad; evita zapatos de lona o zapatos de vestir.
La carrera larga no es solo cuestión de piernas, sino de cabeza y constancia. Si respetas tu ritmo, aumentas la distancia poco a poco y escuchas a tu cuerpo, verás resultados reales. No te obsesiones con la velocidad ni con la competencia: lo importante es desarrollar la resistencia que te ayudará a superar cualquier reto, tanto en la naturaleza como en la vida diaria. Entrena con paciencia, mantén la disciplina y, sobre todo, disfruta del camino.