En situaciones de emergencia, saber cómo actuar puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Este artículo aborda algunos de los primeros auxilios esenciales que debes conocer, desde cómo tratar quemaduras y escaldaduras hasta cómo responder ante ahogos o realizar respiración artificial. Con Sandiario, estarás mejor preparado para ayudar a quienes lo necesiten en momentos críticos, ya sea en una aventura al aire libre o en la vida cotidiana.
Usa guantes quirúrgicos desechables al tratar cualquier herida para evitar la contaminación cruzada. También es importante saber cómo hacer reanimación boca a boca y cómo poner al paciente en posición de recuperación.
Heridas
Incluso los cortes pequeños pueden sangrar y deben limpiarse y vendarse para prevenir infecciones. Un sangrado intenso puede provocar un shock.
Controlar el sangrado
Si el sangrado no es grave, limpia la herida y cúbrela con un apósito seco, luego sujétala con una venda. Si el sangrado es fuerte, aplica presión directa con un vendaje limpio o una gasa. Haz que el paciente se acueste y eleve la parte afectada por encima del corazón, asegurando bien el vendaje con una venda. Si la sangre empieza a filtrarse por el vendaje, ponle otro vendaje encima sin quitar el primero.
Limpiar la herida
Al limpiar una herida, generalmente debes hacerlo desde el centro hacia afuera, para que la arena o suciedad se vayan hacia el exterior de la herida. Luego cubre el área con un apósito limpio y seco, y asegúralo bien con una venda o cinta adhesiva.
Eliminar materia extraña
Si encuentras un pequeño objeto extraño, como una espina, incrustado en la herida, puedes apretar suavemente los lados de la herida con los dedos para tratar de expulsar el objeto. Si un objeto pequeño está muy incrustado o la herida es profunda, necesitarás pinzas pequeñas. Asegúrate de desinfectar las pinzas antes de usarlas para evitar infecciones: hiérvelas en agua o colócalas al fuego. Después de hervirlas, espera a que se enfríen antes de usarlas.
Si el objeto es grande y parece estar muy incrustado, no intentes sacarlo, ya que eso podría detener el sangrado interno y externo. Busca ayuda médica profesional para el paciente lo antes posible.
Tratar cuerpos extraños en heridas
- Si un objeto extraño queda incrustado en una extremidad, no lo retires directamente, ya que esto puede causar más lesiones. Lo mejor es proteger la herida de la infección y buscar ayuda médica.
- Si la herida está sangrando, aplica presión alrededor del sitio de la herida, asegurándote de no presionar directamente sobre el objeto extraño. También es útil elevar la extremidad afectada.
- Coloca acolchado alrededor del objeto y continúa añadiendo capas hasta que esté al nivel del objeto incrustado, y ten un vendaje listo.
- Ata el acolchado con una venda (o átalo a ambos lados del objeto si aún sobresale). Eleva la extremidad afectada y lleva al paciente al hospital.
Cuerpo extraño en el ojo
Abre los ojos del paciente y pídele que mire en todas direcciones. Para ver mejor el interior del ojo, haz que el paciente se siente mientras tú te colocas detrás de él y miras por encima de su cabeza. Si el objeto extraño está en la parte blanca del ojo, puedes intentar retirarlo, pero si está incrustado en la parte blanca o alojado en la pupila o el iris (la parte negra del ojo), no lo intentes. Cubre el ojo lesionado con un parche y busca ayuda médica.
Quitar materia extraña de los ojos
- Examina los ojos del paciente en un lugar bien iluminado y pídele que mire hacia la izquierda, derecha, arriba y abajo. Si un objeto extraño está incrustado en el globo ocular o alojado en el iris o la pupila, no lo saques tú mismo; busca ayuda médica.
- Pídele al paciente que mire hacia abajo, luego pellizca las pestañas y abre suavemente el párpado superior. Revisa el interior de los párpados superiores, ya que a menudo ahí se esconden la arena o los objetos pequeños.
- Si hay un cuerpo extraño en la parte blanca del globo ocular, enjuágalo con agua tibia limpia o límpialo suavemente con un hisopo de algodón húmedo (solo una vez). Si no puedes quitar el objeto, cubre el ojo lesionado con un parche y busca ayuda médica.
Picadura
Para las personas propensas a las alergias, las picaduras de avispas y abejas pueden causar reacciones alérgicas. Si se presenta hinchazón, mareos, dificultad para respirar, náuseas, urticaria o opresión en la garganta o el pecho, se sospecha de alergias y la persona debe ser llevada al hospital. Si hay síntomas de shock anafiláctico, solicita ayuda médica de emergencia. La picadura de una abeja puede dejar el saco de veneno adherido. En lugar de apretarlo, usa la uña o un cuchillo sin filo para rasparlo y luego lava el área afectada con agua y jabón.
Mordedura de serpiente
Si alguien es mordido por una serpiente u otro animal potencialmente venenoso, levanta a la persona para que su corazón quede más alto que el nivel de la herida. Ata la parte superior de la herida con una venda o rasga la ropa en tiras para usarla como vendaje. Por ejemplo, si la mordedura es en la mano, envuelve el vendaje desde el brazo, cerca del hombro, hasta la herida. Asegúrate de que puedas meter un dedo debajo del vendaje para que no quede demasiado apretado e interfiera con el flujo sanguíneo. Si el brazo está hinchado, es posible que debas quitar el vendaje y volver a envolverlo para que puedas insertar un dedo. Busca ayuda médica de inmediato.
Herido en el mar
Si alguien es picado por una medusa, una medusa de guerra o una anémona de mar, primero ayuda a la víctima a salir del agua y luego vierte agua de mar sobre el área de la picadura para evitar que las células urticantes liberen toxinas. Si tienes talco en polvo, espolvorea una capa sobre la zona afectada para mantener juntas las células urticantes, y luego retira el polvo y las células con un cepillo limpio y sin pelusa.
Si la picadura de una criatura marina penetra la piel, como un erizo de mar, sumerge la zona lesionada en agua muy caliente (pero no hirviendo) durante 30 minutos. La espina que quede en el músculo debe ser extraída por un médico profesional.
Tratar ampollas
Cubre la ampolla con un apósito o yeso limpio. Si la ampolla se rompe, cúbrela con un apósito no adhesivo y cámbialo a diario para evitar infecciones. Para más consejos sobre cómo tratar las ampollas, consulta el artículo "Caminata".
Esguince
Un esguince es una lesión causada por torcer o estirar un ligamento más allá de su rango normal. El ligamento puede simplemente estirarse o romperse, causando un dolor intenso. Sigue las pautas de RICE al tratar los esguinces y busca atención médica lo antes posible para que la lesión sea evaluada adecuadamente.
- (R) Reposo: Descansa la extremidad afectada durante al menos 24 horas, y si es posible, 48 horas.
- (I) Hielo: Usa una bolsa de hielo o compresa fría a intervalos de 12 a 24 horas. Aplícala durante 30 minutos y luego descansa durante 30 minutos. No pongas hielo directamente sobre la piel ni uses agua caliente para remojar el área lesionada dentro de las primeras 24 horas (puedes aplicar calor después de 24 horas).
- (C) Compresa: Envuelve firmemente el área lesionada con una venda elástica, aplicando la presión adecuada, y afloja la venda si aumenta la hinchazón.
- (E) Elevar: Eleva la extremidad afectada y mantenla apoyada cómodamente, por encima de la cabeza si es posible.
Si no estás seguro de si la lesión es una fractura, trátala como tal (consulta el artículo "Fracturas"). Los esguinces de muñeca, codo u hombro se pueden elevar con un cabestrillo.
Quemaduras y escaldaduras
Lo antes posible, enfría la zona afectada con agua fría durante 10 minutos (también puedes usar leche o refrescos enlatados). Afloja o desata cualquier atadura antes de que el área empiece a hincharse. Cubre la herida con un apósito no adhesivo o un material limpio que no suelte pelusa, asegurándolo con una venda (una bolsa de plástico o envoltura de comida también puede funcionar).
Asegúrate de no tocar el área quemada, ni reventar las ampollas o quitar la piel suelta. No apliques ningún líquido, loción o ungüento, como mantequilla, en la quemadura. Cuando sea momento de volver a cubrir la quemadura, no toques ni retires nada que esté adherido.
Shock
El shock es una condición grave y potencialmente mortal causada por una caída repentina de la presión arterial. Cualquier trauma o enfermedad que afecte la circulación puede provocarlo, como enfermedades cardíacas, quemaduras extensas o pérdida de líquidos por grandes cantidades de sangre, vómitos o diarrea prolongada. Lesiones graves en la cabeza o la columna también pueden afectar la circulación, así como reacciones alérgicas severas.
Los primeros síntomas del shock incluyen piel pálida, fría y húmeda, pulso rápido y sudoración. También pueden presentarse náuseas, mareos, visión borrosa y confusión. Si la circulación no se restablece rápidamente, el paciente puede jadear y caer en coma.
Para tratar el shock, haz que el paciente se acueste y levante las piernas por encima del corazón. Libera las restricciones alrededor del cuello, pecho y cintura, y mantén al paciente abrigado. Contacta a los servicios de emergencia, ya que siempre se necesita ayuda médica en esta situación, y monitorea los signos vitales mientras esperas. Si el paciente pierde el conocimiento, colócalo en posición de recuperación.
Posición de recuperación
La posición de recuperación es para personas inconscientes pero que aún respiran. Una persona inconsciente no puede controlar sus vías respiratorias, lo que puede provocar obstrucciones. Para evitar esto, gira al paciente de lado, colocando un brazo debajo y la otra mano bajo la cara, inclinando la cabeza para mantener las vías respiratorias abiertas y permitir que la lengua caiga hacia adelante, evitando que pueda vomitar. Doble la parte superior del muslo para estabilizar la postura. Si no puede doblarlo por lesión, enrolla su ropa o saco de dormir para usarlo como soporte y ayudar a estabilizar su posición.
Ahogo
Cuando veas a alguien que se está ahogando, lo primero que debes hacer es sacarlo del agua sano y salvo. Es fácil que una persona ahogándose arrastre al salvador, así que trata de ayudarlo desde la orilla o desde un bote. Puedes usar tus manos o pies para rescatarlo, o extender un remo o una rama para jalarlo a un lugar seguro. No entres al agua si no es absolutamente necesario.
Haz que la persona se acueste y controla su respiración. Si deja de respirar, necesitarás hacer reanimación boca a boca hasta que su cuerpo se caliente y vuelva a respirar por sí solo. Si la víctima sigue respirando, quítale la ropa y trata de mantenerla abrigada y seca con ropa, un saco de dormir o una bolsa vivac. Luego colócala en posición de recuperación y observa sus signos vitales. No le des comida ni agua. Muchas veces es necesaria la asistencia médica, incluso si el paciente parece estar bien, ya que puede entrar en shock al darse cuenta de lo que ha sucedido.
Respiración artificial
Si el paciente no respira, deberás reanimarlo mediante respiración boca a boca. Antes de comenzar, llama a los servicios de emergencia o envía a alguien a hacerlo.
Comienza haciendo que el paciente se acueste boca arriba, con las rodillas dobladas hacia afuera y mirando hacia su cabeza. Revisa si hay obstrucciones en la boca e inclina ligeramente la cabeza hacia atrás. Escucha y siente durante 10 segundos cualquier señal de respiración.
Si estás seguro de que el paciente no respira, pellizca su nariz. Abre su boca y respira profundamente, alineando tu boca con la suya y sellando herméticamente para evitar fugas de aire. Sopla en su boca durante dos segundos.
Si estás en la posición correcta, deberías ver su pecho subir y bajar mientras soplas. Si el pecho no se eleva, vuelve a ajustar su cabeza para asegurarte de que las vías respiratorias estén abiertas y sopla nuevamente. Continúa insuflando hasta que el paciente recupere la respiración por sí solo o hasta que llegue ayuda médica.
Dominar los primeros auxilios es fundamental para cualquier persona, ya que nos capacita para reaccionar de manera efectiva ante situaciones inesperadas. Recuerda que, además de los pasos descritos, siempre es recomendable buscar ayuda médica cuando se enfrenta a una emergencia. Con un poco de preparación y la información adecuada, puedes convertirte en un recurso invaluable para quienes te rodean, contribuyendo a su bienestar y seguridad. ¡Nunca subestimes el poder de una acción rápida y decidida!