El manejo adecuado de las heridas y el control del sangrado son fundamentales para evitar complicaciones graves, especialmente en situaciones de emergencia en entornos remotos o sin acceso inmediato a atención médica. Saber cómo actuar ante una hemorragia arterial, realizar el desbridamiento de una herida, y llevar a cabo suturas correctamente son habilidades clave para cualquier persona que practique actividades al aire libre o que desee estar preparada ante emergencias. Sandiario proporciona información detallada sobre cómo manejar estas situaciones y cómo cerrar adecuadamente las heridas para minimizar el riesgo de infecciones y asegurar una recuperación eficaz.
Detener el sangrado
Para un adulto promedio, perder 400 ml de sangre poco a poco no causará mayores daños al cuerpo, pero eso no significa que debas ignorar la pérdida de sangre. Si la hemorragia es por una rotura de la aorta, perder varios cientos de mililitros en pocos segundos puede hacer que una persona se desmaye al instante.
El sangrado proveniente de venas, capilares y arteriolas se puede detener con una presión sencilla. Aplica presión en la parte proximal de la herida durante unos minutos y luego suéltala con cuidado. Si el sangrado sigue, sigue aplicando presión hasta que se detenga. Cuando ya no esté sangrando, limpia la herida y cúbrela con lo que tengas a mano, ya sea vendas, algodón o cualquier cosa del botiquín. Lo ideal es usar vendajes limpios, pero si la emergencia lo requiere, puedes recurrir a pañuelos de supervivencia o trozos de tela que tengas en la ropa.
Si la herida es grande, aplica presión constante alrededor de la herida usando algodón, vendas u otros materiales de curación. Por lo general, el sangrado se detiene entre 5 y 10 minutos. Si la gasa se empapa, añade una capa adicional por fuera. No la levantes para revisar la herida de manera innecesaria. Libera la presión de forma suave. Si el sangrado persiste, sigue aplicando presión. Una vez que se haya detenido, envuelve la herida con una gasa y amárrala bien con una venda para mantener la presión.
Si hay un incendio cerca, toma una gasa o bufanda de supervivencia, envuélvela con ceniza y presiona sobre la herida; esto puede detener el sangrado rápidamente. La ceniza de madera no debe entrar en contacto directo con la herida, y usar ceniza caliente también tiene un efecto analgésico.
Si el sangrado en las extremidades no se detiene con presión, puedes utilizar un torniquete. En la naturaleza, las mangueras médicas son comunes, pero también puedes usar cintas de tela de unos 5 cm de ancho, cordones de zapatos, cuerdas o incluso ratán como torniquetes.
Si usas un cinturón ancho de tela, puedes envolverlo alrededor de la herida a unos 20 cm de distancia o en la articulación, envolviéndolo dos veces alrededor de la extremidad. Ata los extremos y usa un palito de madera pequeño, de unos 5 cm, para pasarlo entre las telas y usarlo como palanca para apretar el torniquete. Una vez ajustado correctamente, coloca el palito debajo del torniquete para mantenerlo firme.
Si el torniquete es una manguera, cordones o cuerda, no lo ates directamente sobre la piel, ya que esto podría dañar los nervios o músculos. Primero, usa una bufanda o tela para acolchar la zona, luego coloca el torniquete por encima.

Una vez que hayas vendado la herida, afloja el torniquete de manera gradual. Si el sangrado no cesa, vuelve a apretar el torniquete y continúa con los cuidados. Es importante registrar el tiempo que llevas con el torniquete aplicado y, cada 40-50 minutos, aflojarlo por 3 a 5 minutos para evitar daño adicional. Hazlo de forma lenta para evitar que el sangrado vuelva de golpe. Además, mientras tengas el torniquete, revisa las extremidades de la persona para asegurarte de que no haya palidez, cianosis o frío. Si notas alguno de estos síntomas, afloja el torniquete para restablecer la circulación y vuelve a vendar la herida.
Nota: El torniquete solo debe usarse en heridas grandes de las extremidades o cuando el sangrado sea difícil de controlar debido a arterias rotas. Nunca debe usarse en la cabeza, el cuello o el torso. Si lo dejas por mucho tiempo, puede causar daño grave al tejido, incluso necrosis. Tan pronto como apliques un torniquete, busca atención médica lo antes posible, y si no es posible de inmediato, afloja el torniquete cada 10 minutos para permitir que la sangre circule.
Pérdida de sangre arterial
Las arterias están protegidas por tejido muscular y suelen ir a lo largo de los huesos. La presión sanguínea en las arterias es alta y el flujo de sangre es rápido. Si una arteria grande se rompe, puede bombear cientos de mililitros de sangre en solo unos segundos. En el caso de los hombres, generalmente se desmayan en 10 segundos (aunque, en teoría, las mujeres también podrían desmayarse por haber perdido más sangre, en la práctica no siempre es así. Algunas personas, por ejemplo, sufren de fobia a la sangre y pueden desmayarse de solo ver un poco de sangrado, especialmente si están nerviosas). Las mujeres suelen desmayarse más que los hombres por ver sangre.
Si se produce un sangrado arterial, hay que detenerlo de inmediato. En el campo, la pérdida de sangre arterial siempre viene acompañada de algún traumatismo. No pierdas tiempo buscando una compresa; lo mejor es cubrir la herida con una bufanda o un gorro de supervivencia y aplicar presión. Si no tienes nada a mano, usa tus manos para presionar fuerte y constante, sin soltar.
Recuerda que hay áreas del cuerpo donde las arterias están más cerca de la piel, y presionar estas zonas puede cortar el flujo de sangre. Ten en cuenta estas áreas para aplicar presión y cortar el sangrado cuando sea necesario.
Zonas clave para cortar el flujo sanguíneo en las extremidades:
- Sangrado en el hombro o parte superior del brazo: Presiona la arteria supraclavicular.
- Sangrado en el codo: Aplica presión sobre la arteria interna del brazo.
- Sangrado en el antebrazo: Presiona la arteria en la parte interna del codo.
- Sangrado en la palma de la mano: Aplica presión sobre la arteria radial en la muñeca.
- Sangrado en el muslo: Presiona la arteria inguinal media (sobre la arteria femoral).
- Sangrado en la pantorrilla: Presiona la arteria interna de la rodilla.
- Sangrado en el pie: Aplica presión sobre la arteria en la parte delantera del tobillo.
Otras zonas:
- Sangrado en la cabeza cerca de la sien: Aplica presión sobre la arteria justo en la parte superior delantera de la oreja y detrás de la sien.
- Sangrado facial debajo de los ojos: Presiona la arteria cerca de la mandíbula.
Presiona para detener el sangrado
Después de presionar la herida y la arteria en la zona correspondiente para detener el sangrado, es crucial aplicar un torniquete de inmediato para detener la hemorragia, y luego proceder a tratar la herida.
En términos generales, cualquier tipo de trauma que cause sangrado arterial es bastante grave. Si la hemorragia arterial no es tan grave (en este caso, hablamos de "menos grave" cuando la persona sigue consciente o se despierta después de desmayarse), una vez aplicado el torniquete y tratada la herida, lo más importante es conseguir ayuda médica cuanto antes. Contacta con una institución médica o lleva a la víctima lo más rápido posible para que reciba atención.

No midas la gravedad del sangrado arterial comparándolo con el sangrado venoso. Incluso una hemorragia arterial leve puede ser mucho más peligrosa que un sangrado venoso. Si la aorta se rompe de forma grave, la sangre que bombea el corazón puede llegar a ser expulsada a varios metros de distancia.
Las personas con hemorragias arteriales graves normalmente no pueden salvarse por sí solas. Como socorrista, necesitas controlar tu miedo y ayudar a detener la hemorragia lo antes posible, porque si no, la víctima puede morir rápidamente por la gran cantidad de sangre perdida.
Nota: ¡No dejes que la víctima de hemorragia arterial se desmaye! Si la persona ha perdido mucha sangre, generalmente estará confundida, fría y somnolienta. Es necesario seguir hablándole y alentándola. Si muestra signos de desmayo, despiértala abanicándola suavemente con la palma de la mano, pero no la sacudas. Cuando una persona que ha perdido mucha sangre se queda dormida, a menudo ya no puede despertar.
Cuando algunas heridas sangran de arterias específicas y no se puede aplicar presión para detener el sangrado, se tiene que localizar la arteria rota y tratar de ligarla. Este tipo de lesiones pueden ser muy graves, desde perforaciones en el torso (como las que ocurren cuando no se siguen los procedimientos adecuados al hacer trampas con púas) hasta fracturas en las extremidades.
Advertencia: ¡Colocar una banda arterial sin la capacitación médica adecuada puede causar daños permanentes a la víctima! Las arterias están acompañadas por nervios, y al apretar o atar los nervios se puede causar daño irreversible, como la pérdida de función en las extremidades. Sin embargo, si no ligas la arteria, no se podrá salvar a la persona, por lo que el riesgo vale la pena.
Los instrumentos quirúrgicos deben estar esterilizados. Por ejemplo, puedes sumergirlos en alcohol o hervirlos en agua. También es muy importante lavarse bien las manos. Pero si la situación es urgente, ¡no pierdas tiempo encendiendo fuego y hirviendo agua!
Limpia la sangre de la herida con agua, busca cuidadosamente la arteria afectada con los dedos y ata el extremo de la arteria con un hilo fino (preferiblemente esterilizado).
Si la arteria está completamente cortada, puede ser difícil encontrarla. Después de limpiar la herida con agua, afloja un poco el torniquete y observa la herida con atención. Si sigue sangrando en alguna parte, sutura esa zona.
Después de la operación, afloja un poco el torniquete. Si el sangrado no para, vuelve a atar el torniquete y sigue buscando los vasos sanguíneos rotos.
Una vez que la operación esté completa, lleva a la víctima al hospital lo más rápido posible y contacta con profesionales médicos para recibir ayuda.
Apéndice: Sangrado arterial peligroso
La aorta es también conocida como la arteria elástica. Además de la aorta, otras arterias grandes como la pulmonar, la innominada, la carótida común, la subclavia y la ilíaca común, tienen características similares.
Las arterias grandes y medianas tienen una estructura gradual, sin límites claros entre ellas. La íntima (capa interna) es más gruesa que la de las arterias medianas, y la lámina elástica interna se conecta con la de la capa media.
La membrana media es la más gruesa de todas, compuesta principalmente por entre 40 y 70 capas de membranas elásticas con poros. Por esto, a veces se le llama arteria elástica. Esta capa también tiene fibras de colágeno y pequeñas cantidades de fibras elásticas y músculo liso. La membrana externa es más delgada, formada por tejido conectivo que incluye vasos sanguíneos nutritivos, vasos linfáticos, nervios y más. La membrana elástica externa se conecta con la capa media, por lo que la separación entre ambas no es clara.
El sangrado de las arterias grandes es el más peligroso y debe tratarse con urgencia. Las arterias deben vendarse con mucho cuidado. Es importante intentar sacar una pequeña sección de la arteria del tejido muscular, pero hacerlo con mucha precaución para evitar dañar el sistema nervioso.
Las arteriolas tienen un diámetro de entre 0,3 y 1 mm. Su estructura es similar a la de las arterias medianas, pero sus capas son más finas. La membrana elástica interna es muy visible, la capa media tiene varias capas de músculo liso, y la membrana elástica externa casi no se nota. Debido a que el músculo liso de las arteriolas puede contraerse y relajarse, estas arterias tienen un papel importante en la regulación del flujo sanguíneo, lo que las convierte en vasos de resistencia periférica. Las microarteriolas, con un diámetro menor a 0,3 mm, tienen paredes compuestas solo por endotelio y una o dos capas de músculo liso, con una membrana externa muy delgada.
En cuanto al sangrado de las arterias pequeñas, generalmente se puede detener con presión directa o tratamiento de la herida. Si el sangrado es más grave, se debe usar un torniquete. El sangrado de las microarteriolas no suele ser tan grande, por lo que con presión basta en muchos casos.
Es importante saber distinguir entre sangrado arterial y venoso. El sangrado venoso fluye de manera constante y lenta, mientras que el sangrado arterial es intermitente y sigue el ritmo del latido del corazón. Las paredes de las arterias son más gruesas y están más profundas en el cuerpo que las venas, además suelen estar protegidas por tejido muscular, con solo algunas partes expuestas cerca de la superficie de la piel.
Si se sufre un desgarro o ruptura en una extremidad, puede haber un pequeño sangrado. Si los músculos están gravemente dañados, pueden entrar en espasmo por el dolor, sellando la arteria rota. Para tratar una herida de este tipo, aplica un torniquete, limpia la herida con desinfectante (o agua hervida que ya se haya enfriado), y ata la arteria rota expuesta.
Las pinzas hemostáticas se pueden conseguir en tiendas de equipo médico y no son caras. Estas pinzas pueden sujetar vasos sanguíneos para detener el flujo sanguíneo o ayudar a extraer arterias rotas. También son útiles para ayudar a pasar el hilo al suturar heridas o, a veces, pueden usarse como minialicates. Tener un par de pinzas hemostáticas en el botiquín de primeros auxilios es muy recomendable. Aunque rara vez se usan en el día a día, son un equipo esencial cuando se presentan emergencias.
Desbridamiento, vendaje y sutura
Las heridas expuestas son muy propensas a infectarse con bacterias, así que no importa el tipo de herida, siempre debe ser cubierta y protegida adecuadamente.
Después de haber detenido el sangrado (hemostasia), lo siguiente es limpiar la herida y luego cubrirla con un vendaje.
- En caso de un corte leve, el sangrado generalmente se detendrá rápido. Después de limpiarlo, basta con cubrirlo con una gasa y atarlo bien. Si tienes curitas en tu botiquín de primeros auxilios, ¡mucho mejor!
- Si la herida está contaminada (por ejemplo, si estuvo en contacto con tierra o barro), asegúrate de limpiarla con mucho cuidado. Si hay objetos extraños grandes en la herida, puedes retirarlos con unas pinzas hemostáticas.
Limpia bien la herida con desinfectante (agua hervida y enfriada es una opción simple y efectiva). Usa un algodón o paño humedecido para limpiar la herida de adentro hacia afuera, sin meter la suciedad de la periferia en la parte más interna. Si tienes alcohol, úsalo para desinfectar la zona externa, pero nunca lo pongas directamente sobre la herida. Después de limpiar, seca bien la herida y cúbrela con un paño limpio.
En algunas heridas grandes, el sangrado puede continuar después de aplicar el tratamiento inicial, por lo que necesitarás un apósito para ayudar a absorber la sangre. En situaciones de emergencia, puedes usar materiales no tóxicos y absorbentes como polvo de insectos, barro fino y seco o ceniza de madera (recuerda que deben ser naturales y no tóxicos). Nunca pongas estos elementos directamente sobre la herida; mejor envuélvelos en un paño limpio antes de colocarlos.
Una vez que hayas cubierto la herida, venda bien, pero no aprietes demasiado para que la zona no quede incómoda.
- Agua tibia con sal o infusiones de hierbas medicinales con propiedades desinfectantes son buenas opciones para limpiar las heridas. Además, el agua tibia tiene un pequeño efecto analgésico.
El calor también puede ser útil. Si calientas el apósito sobre el fuego, ayudarás a detener el sangrado, aliviar el dolor y acelerar la cicatrización. Si no tienes apósitos listos, calienta una piedra al fuego, envuélvela en un paño limpio y colócala sobre la herida para aliviar el dolor.
Recuerda que vendar la herida no significa que todo esté resuelto. Si la situación lo requiere, puedes tomar antibióticos según lo indicado para ayudar a matar bacterias y prevenir infecciones. Además, descansar y mantener una buena nutrición puede fortalecer tu sistema inmunológico. Mantén la herida seca y evita que entre en contacto con el agua. Revisa y cambia el vendaje todos los días.
Si después de uno o dos días la herida ya está seca, genial. Pero si el vendaje se moja o empieza a oler mal, probablemente la herida se está infectando. Si el dolor aumenta, podría ser otra señal de infección.
Si la herida no ha cicatrizado o sigue supurando pus, es importante limpiarla adecuadamente, con agua hervida o infusiones medicinales. Si hay pus, deberás limpiarlo bien para evitar que la infección empeore.
Si los vendajes se acaban, puedes lavarlos con agua limpia y hervirlos durante unos 10 minutos para esterilizarlos. Séquelos y guárdalos hasta que los necesites. En casos de emergencia, usa vendajes no esterilizados solo como último recurso, pero recuerda que los debes cambiar por otros estériles lo más rápido posible.
Si tienes oxitetraciclina, tritúrala hasta convertirla en polvo y aplícala sobre la herida para reducir la inflamación y combatir las bacterias lo antes posible.
El azúcar también puede servir como antiinflamatorio en casos de emergencia. Tritura el azúcar hasta obtener un polvo y aplícalo sobre la herida. Esto ayudará a absorber la humedad y deshidratará las bacterias, lo que reducirá la inflamación. Pero ojo, asegúrate de tener suficiente agua limpia para limpiar la herida cada 2 horas; si no tienes agua suficiente, no uses el azúcar, ya que podría empeorar la herida.
Nota: Usar azúcar es solo para situaciones extremas y no es la mejor opción para heridas superficiales. Si tienes otros medicamentos antiinflamatorios a la mano, es mejor usarlos primero. Si la herida empeora o no cicatriza, es crucial buscar ayuda médica lo antes posible.
Cierre de Heridas

Algunas heridas profundas requieren sutura para cicatrizar de manera adecuada. Sin embargo, antes de proceder a suturar, es crucial realizar un desbridamiento completo para limpiar la herida a fondo.
Pasos para suturar:
- Limpiar bien la herida: Antes de suturar, asegúrate de que la herida esté limpia de cualquier suciedad o bacterias. Usa agua hervida enfriada o un desinfectante apropiado para limpiar la zona.
- Sutura: Si tienes agujas y suturas esterilizadas en tu botiquín, ¡perfecto! Si no, puedes improvisar: toma una aguja de coser y un hilo de algodón esterilizado o incluso saca hilo de seda de la ropa. Para hacer que la aguja se parezca más a un anzuelo (y sea más efectiva al sujetar la herida), puedes calentarla ligeramente y doblarla con las manos en la forma deseada.
- Procedimiento de sutura:
- Acomoda los dos bordes de la herida y apriétalos suavemente para que queden lo más alineados posible.
- Usa la aguja de sutura para perforar la piel desde un lado de la herida, alcanzando la capa de tejido subcutáneo, pero sin profundizar en la capa muscular.
- Luego, engancha la aguja en el otro lado de la herida, saca el hilo y realiza dos nudos en el revés para asegurar los bordes de la herida.
- Si no tienes pinzas hemostáticas, puedes hacer esto con tus manos. Es recomendable hacer un nudo doble para garantizar que el hilo no se deshaga.
- Repite el proceso hasta que la herida esté completamente suturada.
- Suturas en heridas largas o irregulares: Si la herida es muy larga, comienza suturando desde el centro hacia los dos extremos. En heridas de forma irregular, sutura siguiendo la forma de la herida.
Post-sutura:
- Vendaje: Después de suturar, cubre la herida con una venda limpia. Asegúrate de que el vendaje esté firme, pero no apriete demasiado.
- Revisión diaria: Es importante revisar y limpiar la herida todos los días. Si notas que la herida se enrojeció, duele más de lo normal, presenta espasmos o se endurece, puede estar infectada. En ese caso, retira algunos o todos los puntos de sutura y limpia bien la herida, asegurándote de eliminar cualquier pus que haya salido.
Las heridas profundas y grandes deben ser tratadas con especial cuidado, y si no cicatrizan adecuadamente, es recomendable buscar asistencia médica.
El conocimiento de técnicas de primeros auxilios, como la detención de hemorragias arteriales, el desbridamiento adecuado de heridas y el cierre correcto mediante suturas, es crucial para brindar una atención de emergencia efectiva. Si bien muchos de estos procedimientos pueden realizarse con recursos limitados, es importante recordar que la práctica y el cuidado adecuado son esenciales para evitar complicaciones como infecciones. Siempre que sea posible, busca atención médica profesional lo antes posible. La correcta limpieza, el uso adecuado de materiales esterilizados y el monitoreo constante de la herida son fundamentales para asegurar una recuperación exitosa.