Cuando estás en una aventura al aire libre, la naturaleza puede ser tan hermosa como impredecible. Aunque salir a explorar ríos, montañas y cuevas es emocionante, también implica ciertos riesgos. Lo más importante es estar preparado y saber cómo reaccionar ante situaciones peligrosas. En Sandiario, te comparto algunos consejos prácticos para cruzar ríos, enfrentarte a corrientes oceánicas, moverte en glaciares, y explorar cuevas, todo con el objetivo de que disfrutes tu viaje de forma segura y sin contratiempos.
La mejor manera de protegerte de cualquier peligro es entender cómo y cuándo puede suceder, y qué pasos tomar después. Cruzar ríos o aguas abiertas, caminar sobre nieve y hielo, y aventurarse en cuevas o bosques son actividades con riesgo, pero con precaución, buen sentido y una buena comprensión de los riesgos, puedes mantenerte sano y salvo.
Avalancha
Si tu grupo necesita cruzar una zona nevada con riesgo de avalancha, deja que solo una persona cruce a la vez. Usar una cuerda o correa de colores brillantes alrededor de la cintura aumenta mucho las chances de que te encuentren si quedas enterrado. Incluso si la nieve te cubre, la cuerda seguirá visible en la superficie. Si puedes alcanzarlo, un celular o un teléfono satelital podrían salvarte la vida. Además, lleva un reflector automático de señal de avalancha, que ayuda a los rescatistas a localizarte desde el aire o desde tierra. Muchos abrigos y botas de esquí de alta gama ya traen este tipo de reflectores, pero también los puedes comprar por separado en tiendas especializadas. Las personas sepultadas por una avalancha tienen una tasa de supervivencia muy alta si son rescatadas dentro de los primeros 15 minutos, pero después de los 45 minutos esa tasa cae drásticamente.
Si te enfrentas a una avalancha, intenta correr hacia un lado para evitar el impacto de la nieve. Aunque lleves esquís, no podrás superar la nieve que cae. Si quedas atrapado, haz un movimiento como si estuvieras nadando y trata de mantenerte lo más cerca posible de la superficie.
Arenas movedizas
Si no tienes cuidado, el terreno que parecía firme podría hundirte. En zonas secas, el suelo húmedo y blando o una mezcla de arena y polvo se conocen como arenas movedizas.
Evita cruzar terrenos blandos y húmedos y, si es necesario, camina solo sobre plantas o piedras firmes. Si te hundes rápidamente y no puedes salir, deja de luchar de inmediato y recuéstate con los brazos extendidos. En esa posición podrás "flotar" durante mucho tiempo hasta que llegue el rescate. Si te sientes con el control, puedes nadar lentamente hasta una zona más firme.
Si tienes que cruzar un pantano o arenas movedizas sin un punto de apoyo sólido, usa escaleras, tablas, mochilas o cualquier cosa que te ayude a distribuir tu peso, como un punto de apoyo temporal.
Cruzando el río
Algunos ríos pueden parecer inofensivos, pero no te confíes, porque mucha gente se ahoga al cruzarlos. Siempre revisa las condiciones del río y sigue la corriente para encontrar el mejor lugar para entrar. Recuerda que, si la corriente es fuerte, a menos que el agua sea lo suficientemente profunda para nadar y no haya remolinos, lo más seguro es que solo puedas cruzar si el agua te llega a las rodillas y llevas una cuerda como apoyo. Tropezar o caer puede ser súper peligroso en ríos con corrientes rápidas. Al cruzar, inclínate un poco, de modo que tu espalda quede en dirección a la corriente y tus pies hacia arriba, y mantén esa posición hasta que llegues a un lugar donde el agua sea lo suficientemente baja para detenerte. No intentes mantenerte erguido.
Si vas a cruzar a pie, usa un palo para medir la profundidad del agua si es necesario y fíjate bien por dónde pisas. Desabrocha el cinturón de tu mochila para poder soltarla en caso de emergencia, o mejor aún, si alguien ya cruzó, pasa la mochila con una cuerda. Es buena idea sujetarte de una cuerda al cruzar, pero nunca te amarres a ella, solo agárrate con firmeza.
Corriente oceánica
Las corrientes en el océano suelen ser menos intensas que las de los ríos, pero nadar contra ellas puede ser muy complicado. Las mareas, las corrientes a lo largo de la costa y otros efectos locales pueden crear corrientes peligrosas, así que es súper importante que entiendas los tipos de corrientes y cómo funcionan. Si no conoces bien las corrientes oceánicas del lugar, pregúntale a la gente local. Recuerda que las corrientes de marea pueden cambiar dos veces al día (o hasta cuatro veces en algunas islas), y los vientos, ya sea a favor o en contra, pueden alterar muchísimo las condiciones del mar.
Grietas y glaciares
A menos que seas un alpinista muy experimentado, nunca deberías intentar escalar un glaciar. Caminar sobre hielo suele requerir que un grupo de tres personas esté unido con cuerdas y lleve equipo completo de rescate de montañismo. Es importante que aprendas a usar este equipo antes de salir a la aventura, para que todos estén preparados y nadie caiga en una grieta.
Cueva
Si entras a una cueva, ten en cuenta que podrían haber animales viviendo ahí, y podrías bloquearles la salida si son agresivos. Aunque no toques a ningún animal, el guano de murciélagos o las heces de aves y otros animales pueden tener muchos gérmenes, así que no los toques para evitar enfermarte.
Si la cueva es muy profunda o tiene muchas ramificaciones, utiliza un sistema de marcado que no falle para poder encontrar la salida. Si la entrada de la cueva da al mar, ten mucho cuidado con las mareas. Hay muchas personas que han quedado atrapadas en cuevas porque la marea alta bloquea la única salida.
La naturaleza puede sorprenderte con su fuerza, y aunque no siempre podemos prever lo que sucederá, estar informado y tomar precauciones es la clave para salir adelante en situaciones difíciles. Ya sea que estés cruzando un río, lidiando con una corriente oceánica, caminando sobre hielo o explorando una cueva, la seguridad siempre debe ser tu prioridad. Al final, disfrutar de la aventura también significa saber cuándo y cómo actuar para mantenerte a salvo y volver a casa con grandes recuerdos. ¡Así que prepárate, mantente alerta y sigue explorando!