Cuando te metes de lleno en la aventura, no todo va a salir como lo planeaste. El clima cambia, el terreno se complica y a veces te enfrentas a situaciones que ni en tus peores pesadillas pensaste vivir. Pero si traes la actitud correcta, el equipo necesario y la mente bien entrenada, tienes muchas más posibilidades de salir adelante. En Sandiario vamos a hablar de cómo prepararte mental y físicamente para lo inesperado, cómo reaccionar cuando algo sale mal y qué herramientas pueden marcar la diferencia entre sobrevivir o quedarte en el camino.
Como buen soldado —o aventurero curtido—, una de las habilidades más básicas es aprender a adaptarte a todo tipo de situaciones en la naturaleza… y seguir adelante con buena actitud.
No importa lo que pase, lo más importante, tanto en simulacros como en situaciones reales de supervivencia, es tu mentalidad. Cuando surge una emergencia, tienes que reaccionar rápido tanto con tu cuerpo como con tu cabeza, mostrándole a tu instinto que sobrevivir es lo más importante. Solo así vas a poder activar tus reflejos, tus hábitos y tu ingenio para tomar decisiones rápidas y efectivas.
Antes de enfrentarte a una situación real, necesitas entrenar. Y mucho. Las prácticas de supervivencia no solo te enseñan técnicas, también te ayudan a tener bien claro el tipo de mentalidad que se necesita para salir adelante. Te preparan mentalmente para cualquier imprevisto, hasta que reaccionar se vuelve casi automático. Si tu actitud no es la correcta, la crudeza del medio ambiente te puede romper… y podrías perder hasta las ganas de seguir vivo.
En el blog de Sandiario te vamos a enseñar cómo encarar este tipo de situaciones inesperadas, y qué hacer paso a paso para salir bien librado. Por ejemplo, imagina que estás en una misión en altamar y se desata una tormenta brutal. No te queda de otra más que abandonar el barco. Lo que sigue es sobrevivir varias horas —o incluso días— a la deriva en el mar, esperando que tus compañeros o algún aliado te rescate.
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Durante ese tiempo, cualquier cosa puede pasar: ataques de animales marinos como tiburones, deshidratación por no poder tomar el agua salada, o simplemente agotarte por no saber cómo conservar energía. Y si te vence el cansancio antes de que llegue la ayuda… ahí se acaba todo. Es duro, pero es real, y hay que estar preparado para enfrentarlo con una mentalidad firme.
En zonas montañosas o con terreno complicado, la buena condición física y una disciplina estricta son aún más importantes. Ahí cualquier descuido puede convertirse en un accidente serio.
Además de tener la mente lista, también es clave llevar el equipo adecuado. A veces puedes estar bien entrenado y con toda la actitud del mundo, pero si no traes contigo ni siquiera una navajita, la situación se puede complicar en serio. En otros artículos te vamos a explicar todo lo que necesitas saber sobre los kits de herramientas: desde lo más básico hasta equipos especiales para distintos climas. Estos artículos pueden marcar la diferencia entre sobrevivir o no. Siempre llévalos contigo —ya sea en una caja preparada, en tu mochila o hasta en los bolsillos—, pero que nunca se te salgan del radar. Tenerlos a la mano también te da más seguridad cuando algo sale mal.
Ahora bien, si por alguna razón olvidaste empacar algo o simplemente no era posible llevarlo, no te preocupes. Mira a tu alrededor. Tal vez un pedazo de madera, una piedra, ramas o piel de algún animal pueden servirte para improvisar herramientas útiles. Con práctica, hasta fabricar cosas de emergencia se vuelve algo más sencillo. Más adelante te vamos a compartir artículos sobre cómo hacer bastones, palos, cuerdas o amarres con lo que tengas a la mano, incluso algunas herramientas menos comunes que igual te pueden salvar la vida.
Y nunca olvides lo más importante, lo que dijimos desde el principio: en la supervivencia, la actitud lo es todo. Si no traes la mentalidad adecuada, el campo te va a aplastar. Pero si arrancas con una buena base, tus aventuras en la naturaleza pueden tener un gran comienzo.
Sobrevivir en la naturaleza no se trata solo de saber hacer fuego o levantar un refugio; se trata de tener la cabeza fría, estar bien preparado y saber adaptarte a cualquier situación. La actitud es lo primero, pero también necesitas herramientas, práctica y la capacidad de improvisar. No esperes a que las cosas se pongan feas para empezar a prepararte. Si te lo tomas en serio desde ahora, vas a tener muchas más oportunidades de regresar sano y salvo de cualquier aventura. Y como siempre decimos aquí en Sandiario: prepárate para lo peor, espera lo mejor, y nunca pierdas el enfoque.