El monóxido de carbono es un enemigo silencioso: no huele, no sabe y no se ve, pero puede poner tu vida en riesgo en cuestión de minutos. En invierno, cuando usamos estufas, calentadores o fogatas dentro de espacios cerrados, aumenta la probabilidad de intoxicación. Si te gusta acampar, viajar o simplemente pasar tiempo en lugares con calefacción a gas, es clave que sepas reconocer los síntomas y aplicar primeros auxilios de inmediato. Aquí en Sandiario te cuento cómo identificar los diferentes niveles de intoxicación y qué hacer en cada caso para salvar una vida.
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La intoxicación por monóxido de carbono (lo que comúnmente llamamos intoxicación por gas), sucede cuando respiras demasiado monóxido de carbono. Es más común en invierno, cuando las casas están cerradas y mal ventiladas, y se usan calentadores de gas o estufas sin chimenea.
El problema del monóxido de carbono es que, al entrar en la sangre, se une a la hemoglobina de los glóbulos rojos formando carboxihemoglobina. Esto reduce la cantidad de oxígeno que tu cuerpo puede transportar y provoca que tus órganos no reciban el oxígeno suficiente. El sistema nervioso, el corazón y el cerebro son los más afectados. Si no recibes atención a tiempo, la cosa puede ponerse seria: desde desmayos y asfixia, hasta la muerte.
Niveles de intoxicación por monóxido de carbono
La intoxicación se clasifica en leve, moderada y grave. Para poder dar primeros auxilios correctamente, es importante que sepas identificar en qué nivel está la persona afectada:
Leve
- Concentración de carboxihemoglobina en sangre: 10%–20%
- Síntomas: labios y mucosas de color rojo cereza, dolor de cabeza fuerte, mareo, cansancio, palpitaciones, náuseas, vómito, sueño excesivo, confusión, visión borrosa, lentitud de reflejos, delirios, alucinaciones, convulsiones, sensación de presión en la sien.
Moderada
- Concentración en sangre: 30%–40%
- Síntomas: además de los anteriores, puede haber cara enrojecida, pulso rápido, sudoración excesiva, ansiedad, debilidad marcada, dificultad para caminar o tambalearse, falta de aire, pérdida de conciencia, desmayo, reflejos más lentos, colapso e incluso coma.
Grave
- Concentración en sangre: más del 50%
- Síntomas: coma profundo, piel pálida, extremidades frías con tono azulado, pulso rápido pero débil, presión baja, mandíbula rígida, convulsiones fuertes, pérdida del control de esfínteres, insuficiencia respiratoria, pupilas pequeñas, desaparición de reflejos, hinchazón cerebral, sangrado digestivo, daño severo al corazón (arritmias, infartos), daño cerebral localizado, falla renal, ampollas en la piel e incluso necrosis muscular en las partes del cuerpo que quedan presionadas durante el coma.
Principios básicos de los primeros auxilios
El tratamiento se basa en cuatro cosas: corregir la falta de oxígeno, evitar la inflamación cerebral, ayudar al metabolismo del cerebro y prevenir complicaciones.
Qué hacer en caso de intoxicación
- Saca al afectado del lugar contaminado. Llévalo rápido a un lugar ventilado con aire fresco. Acuéstalo de lado, aflójale la ropa y asegúrate de que esté abrigado pero pueda respirar bien. Llévalo al hospital lo más pronto posible.
- Si no respira, haz respiración boca a boca.
- Si tiene fiebre alta, ponle compresas frías o una bolsa de hielo para bajar la temperatura y proteger el cerebro.
- Oxígeno e hiperbaria. La prioridad es darle oxígeno. El tratamiento más efectivo es la cámara hiperbárica, que aumenta rápido el oxígeno en la sangre y ayuda a que el cerebro se recupere.
- En casos leves, respirar aire fresco o usar oxígeno a bajo flujo suele ser suficiente y los síntomas desaparecen pronto.
- En casos moderados y graves, después de estabilizar al paciente, se debe aplicar oxigenoterapia hiperbárica de inmediato. Los pacientes moderados suelen recuperarse sin secuelas; los graves requieren observación de 2 a 60 días porque pueden desarrollar daños cerebrales tardíos.
- Observación posterior. Aunque el paciente se recupere, debe descansar y mantenerse bajo vigilancia unos días para asegurarse de que no haya complicaciones ni secuelas antes de retomar actividades físicas intensas.
La intoxicación por monóxido de carbono es peligrosa porque ataca sin avisar. Aprender a reconocer sus síntomas y actuar rápido puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia. Si sales de campamento o pasas tiempo en lugares cerrados con fuego o gas, asegúrate siempre de tener buena ventilación y nunca ignores los primeros signos de mareo o dolor de cabeza. Y recuerda: el oxígeno y la atención médica oportuna son la clave para evitar complicaciones.
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