¿Te has preguntado qué llevarías si te pierdes en el bosque o te toca sobrevivir en medio de la nada? No se trata solo de tener suerte o ser valiente: la clave está en estar bien preparado. En Sandiario te voy a contar qué debe llevar una buena caja de herramientas para la supervivencia, desde las cosas básicas hasta un mini kit que puedes guardar en el bolsillo. Ya sea que salgas de campamento, hagas senderismo o simplemente quieras estar listo para cualquier emergencia, aquí vas a encontrar lo esencial. ¡Más vale cargar con lo necesario que arrepentirse después!
¿Qué es y para qué sirve?
Ya hablamos de lo importante que es estar preparado mentalmente. Pero claro, no todo es cuestión de actitud: también necesitas tener a la mano algunas cosas muy concretas.
Por ejemplo, en los aviones militares donde viajan soldados, cada tripulante lleva una caja de herramientas especial con objetos clave para la supervivencia. Además del chaleco salvavidas, el contenido puede variar dependiendo del destino: si van a sobrevolar el mar, el equipo será más útil para sobrevivir en el agua; si van a un lugar muy caliente, llevarán cosas para soportar el calor; y si es un clima helado, pues se enfocan en el frío.
Normalmente esas cajas incluyen cosas como: una bolsa de agua llena, un equipo para purificar agua, algo de comida, caña de pescar, hilo metálico, combustible, cerillos a prueba de agua, sartén, cuchillo plegable, cuchara, brújula, espejo para señales con la luz del sol, colorante para teñir el agua de mar, silbato, pistola de bengalas, botiquín, protector solar, mosquitero para la cabeza, sombrero de ala ancha, impermeable, bolsa de dormir, pala, velas y un manual de supervivencia. Obvio, algunos de estos objetos cambian según el lugar y la misión.
Igual que los pilotos, tú también necesitas armar tu propia caja de herramientas antes de cualquier salida. Y no basta con llevar las cosas: tienes que conocer bien cada herramienta, saber para qué sirve y cómo acomodarla para que sea fácil de guardar y usar. El primer paso, claro, es elegir solo lo que realmente se adapta a tu aventura.
Las herramientas que vas a llevar dependen totalmente del entorno donde vayas a moverte. También influye si usarás algún tipo de transporte, qué tan grande es tu equipo y qué tanto puedes cargar.
A la hora de escoger, lo ideal es optar por objetos que sean multifuncionales, compactos, ligeros y resistentes. No tiene sentido llevar cosas que ocupan mucho espacio, que se rompen fácil o que solo sirven para una sola cosa.
En cuanto a la caja en sí, no tiene que ser bonita ni llamativa. Lo importante es que quepan tus cosas, que sea resistente, impermeable y que puedas cargarla sin problemas.
¿Qué no te puede faltar?
En tu caja de herramientas de supervivencia no pueden faltar estas cosas:
- Botiquín: debe incluir medicamentos básicos, vendas y algunos instrumentos sencillos. Si tú o alguien de tu equipo se enferma o se lastima, esto puede hacer la diferencia entre sobrevivir o no.
- Equipo para enviar señales: sin esto, será muy difícil pedir ayuda de forma clara y efectiva.
- Agua potable y purificadores: sin agua limpia, estás en serios problemas.
- Material para hacer fuego: sea para hervir agua, cocinar, calentarte o incluso con fines tácticos, necesitas poder prender una fogata en cualquier momento.
- Comida y herramientas para conseguirla: lleva al menos algo para empezar, sobre todo si vas a un lugar donde conseguir comida no está garantizado.
- Bolsa de dormir o tienda de campaña: si tienes la posibilidad, dormir abrigado y protegido ayuda muchísimo a mantenerte sano.

Y a diferencia de las películas, no necesitas ir armado hasta los dientes. Mejor preocúpate por llevar lo esencial. No eres Rambo, y cargar con armas de más solo te va a estorbar. Si quieres protección, mejor consigue un tanque.
El mini kit que siempre debes llevar contigo
Además de la caja grande, puedes armar un mini kit de supervivencia que te quepa en el bolsillo. Con algo del tamaño de una cajetilla de cigarros —sí, una de esas cajitas metálicas— tienes más que suficiente.
Eso sí, la cajita tiene que estar siempre limpia y en buen estado. No querrás darte cuenta en plena emergencia de que está oxidada o rota. Puedes envolverla con una liga de goma ancha para sellarla bien y que no le entre agua.
¿Qué va dentro? Cosas clave y bien pensadas:
- Cerillos normales: pero no los de “a prueba de agua”, porque ocupan mucho espacio. Para que no se enciendan solos, cúbreles la cabeza con cera. También puedes recortarlos un poco para que quepan más. Eso sí, estos cerillos son solo para emergencias, cuando de plano no tienes otra manera de encender fuego. Úsalos con cuidado y evita que se mojen o se pierdan.
- Pedernal (piedra para hacer chispas): si estás en un lugar húmedo, los cerillos no te sirven de nada. Un buen pedernal puede ser tu salvación. Incluso si crees que no vas a estar en clima mojado, llevar uno te da un respaldo cuando ya no tengas cerillos. Es algo que no puede faltarte.
- Lupa pequeña: sí, tarda más en prender fuego, pero si hay sol, funciona siempre. Además, también sirve para revisar mapas o rastros. Así que anótala como indispensable.
- Tiritas de vela: unas cuantas velitas finas pueden ser muy útiles. Si puedes conseguir velas hechas con grasa animal, mejor, porque hasta te las puedes comer si no hay comida. Eso sí, son difíciles de encontrar y se echan a perder fácil, así que ojo con eso.
- Agujas e hilo fuerte: lleva varias de distintos tamaños. Sirven para remendar ropa, cerrar heridas o hasta hacer anzuelos improvisados. No ocupan nada y te pueden sacar de muchos apuros.
- Anzuelos reales: no te confíes solo de las agujas. Mete unos cuantos anzuelos de diferentes tamaños, bien envueltos en papel. Recuerda: con anzuelos pequeños puedes pescar peces grandes o chicos, pero los grandes solo sirven para peces grandes. Lleva también hilo de pescar —lo más largo que puedas—, porque también sirve para atrapar aves.
- Brújula miniatura: de preferencia una buena, con líquido en su interior y marcas claras. A veces vas a perder la orientación, y solo una brújula te va a decir por dónde seguir.
- Luz beta: es una tecnología desarrollada en 1985. No necesita batería, puede durar hasta 15 años, es chiquita, confiable y mucho más práctica que una linterna para este tipo de kit.
- Alambre de cobre (60–90 cm) y una pequeña sierra de metal: te ayudan a hacer trampas o resolver otros problemas. Protégelos con grasa y guárdalos bien, porque nunca sabes cuándo te van a sacar de un apuro.
- Medicinas básicas: aunque ya hayas metido un botiquín grande, no está de más tener algo extra en tu mini kit, por si pierdes el otro o se te acaban las medicinas. Incluye analgésicos, pastillas para la diarrea, antibióticos, antihistamínicos, algo para picaduras, medicamento contra la malaria y unas hojitas de bisturí. Como no vas a llevar la caja ni el instructivo, tienes que conocer bien cada pastilla para no regarla.
- Algodón: sirve para rellenar los huecos que queden en la cajita y evitar que las cosas hagan ruido o se golpeen entre sí. Además, es útil para encender fuego.
Este mini kit debe ir siempre contigo, en el bolsillo de tu chaqueta o pantalón. Y por favor, no lo dejes olvidado cuando cambies de ropa. No es broma: puede ser lo único que tengas en una emergencia.
¿Y el lonche? ¡También puede servir!
Además del kit grande y la cajita mini, podrías llevar contigo un lonche (fiambrera) de metal. Suena raro, pero este tipo de recipiente puede convertirse en una extensión súper útil de tu equipo de supervivencia.
Primero, porque ya vas a llevarlo de todos modos para comer. Pero también porque puedes aprovecharlo para guardar cosas que no te caben ni en la caja grande ni en la cajita metálica, como cubiertos, cuchillos, cucharas, o incluso herramientas más grandes.
Y como es de metal, también lo puedes usar para hervir agua, calentar comida o incluso improvisar una olla. Solo asegúrate de que tenga tapa y que cierre bien.
Así que ya sabes: armar tu caja de herramientas para la supervivencia no se trata solo de tirar cosas dentro de una mochila. Se trata de pensar, planear y estar listo para todo. Nunca sabes cuándo vas a necesitar algo que parece insignificante, y cuando llegue el momento, no quieres andar deseando haberlo traído.
Ya sea que vayas a la montaña, al desierto, a una expedición, o simplemente quieras estar preparado por cualquier cosa, un buen kit —grande o de bolsillo— puede marcar la diferencia entre una aventura con final feliz… o una historia que nadie quiere contar.