Cuando estás en la naturaleza y no tienes herramientas modernas a la mano, saber improvisar con lo que te rodea puede marcar la diferencia entre un buen día de campamento y una situación complicada. En Sandiario te cuento cómo fabricar tus propias cuerdas, cordones para amarrar objetos y hasta mochilas resistentes usando materiales naturales como tendones de animales, cortezas de árboles o pieles. No necesitas equipo de lujo, solo creatividad, observación y ganas de resolver.
Cuerdas y cordones para amarrar
Puedes hacer cuerdas o cordones usando materiales que no se rompan fácilmente. A tu alrededor, hay un montón de materiales, tanto naturales como sintéticos, que se pueden usar sin problema. Por ejemplo, si tienes una mochila con tirantes de algodón, puedes cortarlos y convertirlos en cuerda. También puedes reutilizar cosas como hilo de pescar, hilo para coser o los lazos que vienen con los paquetes.
Cuerdas naturales
Antes de convertir cualquier material en cuerda, primero hay que hacer unas pruebas rápidas para ver qué tan resistentes son.
Paso uno: jala varias veces el material a lo largo, en dirección del hilo.
Paso dos: enróllalo en tu dedo y pellíscalo con las uñas para ver si se rompe.
Si después de estas dos pruebas el material sigue entero, sigue con el tercer paso: haz un nudo simple (como un nudo de vuelta) y jálalo con fuerza de ambos lados. Si el nudo se ve firme y aguanta bien, entonces ese material te puede servir para hacer cuerda.
Cordones para amarre
Si lo que necesitas es amarrar cosas pequeñas con materiales naturales, lo mejor son los tendones de animales. Por ejemplo, los tendones de un venado o cualquier animal grande sirven súper bien.
Paso uno: saca los tendones del animal y déjalos secar en un lugar ventilado.
Paso dos: ya que estén bien secos, golpéalos un poco hasta que se deshilachen como si fueran fibras.
Paso tres: remójalos para que se ablanden y luego enróllalos entre sí para formar cuerdas. Si quieres que sean más gruesas y fuertes, junta varias cuerdas delgadas y haz una trenza gruesa.

Una ventaja de los tendones es que son medio pegajosos, así que si unes las puntas y los dejas secar, se pegan solos. Por eso no necesitas hacer nudos cuando amarras objetos pequeños con tendones.
También puedes hacer cuerda con fibras del interior de la corteza de árboles viejos. Árboles como el bodhi, el olmo, la nuez silvestre, el roble, la morera, el castaño o el cedro son buenas opciones. Pero recuerda: una vez que hagas la cuerda, tienes que probar qué tan fuerte quedó. Y si necesitas una cuerda más gruesa, junta varias hebras delgadas y trénzalas.
Otra opción es usar pieles de animales salvajes para amarrar cosas grandes.
Paso uno: quítale una capa de piel a un animal de buen tamaño.
Paso dos: límpiala bien, quítale los restos de carne y grasa.
Paso tres: déjala secar. Si la piel está pareja y no guarda mucha humedad, se puede secar tal cual, sin más. Puedes dejarle los pelos si quieres.
Paso cuatro: corta una tira de unos 6 milímetros de ancho, empezando desde el centro y girando en espiral hacia afuera, como si estuvieras pelando una manzana. Luego remoja la piel por 2 a 4 horas hasta que esté bien suave. Mientras la usas para amarrar algo, jálala con fuerza y deja que se seque al aire. Así queda bien firme.
Cómo hacer una mochila
Hay muchos materiales que puedes usar para hacer una mochila: madera, bambú, cuerdas, fibras de plantas, telas, piel de animal, lona, etc. Hay mil formas de fabricarlas, algunas muy elaboradas, pero cuando estás en un ambiente rudo y con pocos recursos, lo que importa es usar lo que tienes a la mano y resolver.
Mochila tipo “herradura”
Es una de las más fáciles de hacer y bastante práctica, sobre todo para cargar al hombro.
Paso uno: extiende en el suelo una tela, una manta o un impermeable. Si es cuadrado, mejor.
Paso dos: coloca encima lo que vas a empacar. Si hay cosas duras, usa algo suave como relleno para que no te incomode.
Paso tres: empieza a enrollar desde una esquina hacia la esquina opuesta, formando un rollo. Luego amarra los otros dos extremos entre sí. ¡Y listo! Ya puedes cargarlo en la espalda.

Mochila cuadrada
Para este tipo necesitas cuerda sí o sí. Si no tienes, primero hay que conseguir o fabricar una. También vas a necesitar un marco hecho de bambú, ramas o palos, en forma de cuadrado o rectángulo.
El tamaño del marco depende de la persona que va a cargar la mochila y de cuántas cosas se van a meter dentro. Con eso ya tienes todo lo básico para armar una mochila cuadrada.

Como viste, no hace falta tener equipo profesional para resolver en el campo. Con unos cuantos materiales que puedes encontrar en la naturaleza —y sabiendo cómo usarlos— puedes hacer desde cuerdas súper resistentes hasta mochilas funcionales. Estas técnicas no solo son útiles en situaciones de supervivencia, también te acercan más al entorno y te enseñan a aprovecharlo con respeto. Así que ya sabes, la próxima vez que salgas de aventura, lleva esta guía en mente… y confía en tus manos.